Algún día, la mente más brillante del Siglo XX afirmó: "Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas”. Lamentablemente, tenemos que reconocer que el más grande temor del genio alemán Albert Einstein, se está cumpliendo en frente de nuestros ojos, y lo que es peor, no hacemos nada para dar una solución real al problema, que probablemente nos convierta en un mundo habitado por idiotas. Es muy común observar en esta época como nosotros, los jóvenes del mundo, cada vez tenemos una vida más plana, solitaria y apartada de las relaciones humanas. Mientras es descabellado en el mundo, el hecho de pensar que alguien de nuestra generación no conozca las palabras Facebook, Twitter, YouTube, Skype, entre muchas otras; no resulta nada extraño que palabras como poesía, literatura, pintura y museo, se estén perdiendo de la jerga de los habitantes con edades más cortas alrededor del globo terráqueo.
Es común, ver grupos (sin importar el número de personas que lo integren), de jóvenes sentados alrededor de una mesa, en lo que para ellos es una reunión, pero que para mí no es más que una pérdida de tiempo suprema. Parece que es una regla, en la actualidad, el hecho de no poder pasar más de 120 segundos, sin tomar entre nuestras manos un aparato, el cual parece ser una especie de oxigeno, para todos nosotros. El mencionado artefacto, contiene una cantidad importante de aplicaciones y accesorios dignos de admirar, pero lo que me causa más impresión es la mente del genio que lo debió crear, puesto que pienso que si no toca la piel que cubre los dedos de su propietario, con una periodicidad elevada, llega a desesperar de forma absurda al usuario. Por otra parte, en este dispositivo los jóvenes que vivimos en el Siglo XXI, tenemos la capacidad de acceder a toda la información que deseemos tener, pero vale la pena aclarar que la gran mayoría, simplemente utiliza 2 o 3 aplicaciones que parece ser las que “definen” nuestro rol social. La actividad de los jóvenes en Facebook, Twitter y Whatsapp, hoy por hoy, es más importante que la actividad real. Es muy común ver a jóvenes que tienen más de 10 mil seguidores en su cuenta de la red social del pájaro azul y celebran el haber llegado a tal cifra de “contactos”, pero paradójicamente no tienen a un solo seguidor real a quien se lo puedan comentar mirándolo a los ojos. En Facebook, la cuestión no cambia mucho, el no obtener una cantidad importante de “like” en una publicación, es más grave para cualquiera de los jóvenes en mención que ser diagnosticados con alguna enfermedad terminal. Por su parte, Whatsapp es el que más llama mi atención, el hecho de que tu pareja este “en línea” y no conteste tus mensajes puede llegar a ser aun mas imperdonable que encontrarlo (a) en la cama con su ex pareja; esta aplicación que estoy seguro que fue creado hace años por Bentham, pero que hasta hace poco fue lanzado, es un órgano de control más fuerte aun que el diseño panóptico.
Seguramente, las cenizas que aun permanezcan en aguas del Delaware, del genio de raíces judías, deben estar ardiendo de nuevo. La humanidad y las relaciones sociales en un mundo real, ya parecen ser una ilusión. Seria magnifico volver a la época de cartas, noches interminables de risas reales y no de Jajajaja escritos a través de un teléfono inteligente, controlado por un estúpido.
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