Los hermanos Cendales Campuzano son una muestra de los personajes más ingeniosos, emprendedores e innovadores de Colombia. Su arrojo y estrategia de trabajo eran ejemplares. El mayor de ellos, el teniente Alberto Cendales, dio un golpe de estado y tuvo preso a Alberto Lleras Camargo, fue perseguido y sus fugas fueron espectaculares. Organizó células guerrilleras en Huila y los Santanderes. Fue tal su fama de rebelde y contestatario que inspiró un libro y hasta Ernesto ‘Che’ Guevara quiso conocerlo y lo visitó en su paso por la capital colombiana.
Años más tarde (1977) sus tres hermanos menores desde Bogotá y Quito urdieron un plan casi perfecto para apoderarse del mayor botín del Banco de la República en Pasto. Cuando todo estaba decidido y planeado los tres se fueron a vivir a la capital nariñense. A uno de ellos (Aquilino Cendales) le consiguieron un buen puesto en el Banco Popular, cargo estratégico desde el cual lograría hacer una visita a la sede del emisor y levantar los planos de la bóveda del dinero.
Los otros dos a 30 metros del banco montaron dos negocios de fachada: una cafetería (La caleñita) y un almacén de agro (Zoo Sur) en un mismo ambiente. La cafetería era un distractor y el otro permitía movilizar bultos (de tierra) sin despertar mayores sospechas. La banda, de al menos unos 12 secuaces, encabezada por los Cendales construyó con una tecnología rústica un túnel de casi 50 metros durante unos 8 meses. Llegaron hasta la bóveda del banco y se apoderaron de un botín equivalente a más de 150 mil millones de pesos a valor actual.
A partir de allí se conocieron como “Los topos” responsables del más “célebre” atraco al banco emisor colombiano y que originó hasta un cambio cultural en la ciudad de Pasto. Nació la escudería de automovilismo “Los topos” y el mejor ciclista del momento se apodaba “El topo” Chamorro. El túnel se volvió lugar turístico y para conocerlo cobraban dos pesos (equivalentes a unos 5 mil pesos de hoy).
Posteriormente la investigación fue bien elaborada con “resultados”, se capturaron a la mayoría de implicados, pero el grueso del dinero no se recuperó. Los Cendales se recluyeron en la cárcel de Pasto y vivieron a cuerpo de rey. Cuentan que Emilio tenía su habitación alfombrada en categoría súper especial al lado del cura. Arreglaron la cárcel (la pintaron) y al parecer según testimonios salían cuando se les daba la gana.
En el pequeño clip de video a continuación (extraído del premiado documental “La bóveda”) testigos confirman sus excentricidades, entre ellas que Emilio Cendales salía en la noche de la cárcel a dar serenatas a las reclusas del Buen Pastor donde se levantó una novia. Con ella se casó con toda la pompa estando preso en ceremonia encabezada por el cura que en Pasto casaba a celebridades y a los más distinguidos, el padre Francisco (imagen adjunta) y con una elegancia extrema. El mismo cura posa para la foto con el condenado como si estuviera con el Papa.
Pero el colmo fue que armaron una plaza de toros portátil al interior de la prisión y organizaron tremendo concierto nocturno (ni siquiera fue de día) con el artista de moda, Óscar Agudelo. El evento fue animado por el presentador más cotizado de Pasto, el periodista Ramiro Egas Villota quien en el video lo reafirma: “fui yo el presentador del concierto de Óscar Agudelo en la cárcel judicial de Pasto, como cortesía de don Emilio Cendales”.
Óscar Agudelo, quien falleció el 16 de diciembre de 2023 con 91 años, tendría por esos tiempos un poco menos de 50 años. Era uno de los artistas más famosos en Colombia y Latinoamérica. El periodista Ramiro Egas lamentablemente falleció hace poco tiempo al lado de otros dos hermanos, sobrevive su hermano Kenes, el mayor referente del periodismo deportivo en Nariño. Emilio Cendales vive entre Villavicencio e Ibagué donde pudimos localizarlo, pero se niega a hablar.
Era tan célebre el cantante de boleros, que equivale a presentar hoy a Karol G en "La modelo". Solo un multimillonario podría pagarlo, con la diferencia de que hoy es imposible hacer un evento de esos en cualquier cárcel colombiana.
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