El día que jugué contra Falcao

El día que jugué contra Falcao

Aunque parece increíble, es real: fue en los noventa, en un campeonato infantil en Barranquilla. Desde ese entonces el Tigre se perfilaba como toda una estrella

Por: Óscar 'Nino' Argüelles Díaz
marzo 22, 2019
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El día que jugué contra Falcao
Foto: Instagram @falcao / redes

Hace más de veinte años tuve la oportunidad de jugar un partido contra el Tigre, Radamel Falcao García.

Corría el año de 1998 y se disputaba el Mundial de Francia 98. La Selección Colombia estaba llegando al final de un ciclo en el cual se había destacado en el mundo del fútbol por su calidad y estilo. La era del Pibe, el Tino y Rincón estaba llegando a su fin.

Con todo el furor de esa gran selección de los años noventa vigente, como muchos niños de la época, me metí en un equipo de fútbol. Era el del barrio Las Palmas en Barranquilla y su nombre era Los Tiburones. Los entrenamientos, por lo general, eran en la legendaria cancha del popular y tradicional barrio.

Pues bien, un día nos llevaron a jugar un torneo que organizaba la empresa de transportes Brasilia, que se realizaba al frente de la Terminal de Transportes de Barranquilla. Jugamos dos partidos entre sábado y domingo. Nos fue bien y por eso tuvimos que enfrentarnos el siguiente fin de semana contra un equipo de Bogotá que se llamaba Gaitaneritos.

El día de la final, por dos razones, todo fue distinto. Primero, porque como faltaban jugadores, entré como titular, lo cual era raro ya que por mi baja estatura casi siempre ingresaba en los segundos tiempos y con funciones ofensivas de tocar pases y entregarla rápido. Segundo, porque tenía que marcar a un niño de dientes grandes y separados que se movía como una culebra por toda la cancha.

El técnico del equipo me encomendó la tarea de marcarlo y pegármele como una garrapata. Básicamente me dijo que si el equipo contrario hacía gol me daban "aguayuyo" en el bus de regreso. Bajo esa amenaza y con la motivación de estar de titular, comencé mi labor de volante de marca. Las indicaciones del profe eran claras: neutralízamelo. En lenguaje callejero de mis compañeros de equipo: "embotínalo", "azáralo", "enzórralo". No lo dejes pensar, me decían los del equipo.

En el primer tiempo el partido fue muy cerrado y solo se marcó un gol por la vía del penal a favor de nuestro equipo. No sé cuántas patadas exactamente le di al niño dientón, pero estoy seguro de que fueron más de diez. Con un calor sofocante y un sol inclemente de once de la mañana, pronto fuimos bajando la guardia y el niño dientón cada vez hacía mejores movimientos.

Ya éramos tres los que marcábamos a ese dientón que sabía mucho con el balón y no lográbamos mucho. Mientras tanto, el técnico del equipo de Bogotá, que tenía acento como de argentino o uruguayo, le gritaba al niño: "Rada, sóltala", "Pica, Falca".

Tal como se esperaba, ese dientón escurridizo agarró el balón desde la mitad de la cancha y a todos nos dejó tirados en el suelo con las cinturas fracturadas. Fue el primer aviso de lo que venía. Eso sí, nosotros también teníamos lo nuestro y no podíamos dejar que un equipo de Bogotá nos viniera a bailar en Barranquilla.

Logramos hacer el segundo gol con un disparo desde media distancia, pero hasta ahí llegamos porque el dientón, con una capacidad pulmonar enorme y de gran resistencia, nos dio una lección: faltando 10 minutos para terminar el partido, un centro al área chica fue rematado de palomita por el dientón y se fue a un ángulo imposible para nuestro arquero.

El partido estaba dos a dos, así que para finalizarlo nos mandaron a tiempo extra. Aunque al dientón le habíamos pegado una buena dosis de patadas, empujones y hasta codazos, no mostraba señales de flaquezas. La victoria podía ser para cualquiera de los dos equipos hasta que en un tiro de esquina el niño de dientes grandes y separados realizó un salto digno de cualquier malabarista de circo: se elevó por los aires haciendo una jugada entre media volea y chilena que entró de pica barra a un ángulo del arco.

Desde esos días comenzaba a gestarse la leyenda del Tigre Falcao.

 

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