Quienes hayan leído mis comentarios anteriores, saben que el programa incluyó un día dedicado a cada músico. Beethoven y Mozart el domingo y lunes. Al día siguiente martes 9 de enero Haydn estaba en la lista. Tres sesiones, para piano solo, para cuarteto de cuerdas y nueva actuación de la orquesta de Múnich.
El austriaco Aaron Pilsan pianista de solo 22 años fue el encargado de interpretar las sonatas marcadas como Hob. XVI 23, 43,49 y 50. Obras cortas con tres movimientos. La actuación de Pilsan fue bien recibida por el público que colmaba la capilla del hotel Santa Clara. La numeración Hob corresponde a la investigación que realizó Anthony von Hoboken para catalogar las obras de este prolífico compositor que permaneció alrededor de 30 años como maestro de capilla del príncipe Esterhazy hasta cuando este falleció. Disponía de un grupo de músicos que llego a 26 intérpretes. Es una explicación clara de su producción tan numerosa. Entre otras, compuso más de cien sinfonías.
En el mismo escenario, el cuarteto Schumann que ha sido objeto de excelentes comentarios por los más conocedores de la música de cámara, ratificó su exitoso trabajo con interpretaciones llenas de expresividad, buen fraseo y envidiable afinación. En el programa aparecían los siguientes cuartetos: Hob,III, 41 No.5, III-43 y III.82 No. 2. Vale anotar que la combinación de dos violines, viola y chelo, muy utilizada por Haydn, sirvió de base para el desarrollo de esta forma musical a sus sucesores inmediatos Mozart y Beethoven.
La nueva aparición de la Orquesta de Múnich en la pequeña sala del hotel Santa Clara no permitió el lucimiento que habían tenido en el Teatro Heredia. Además del sitio, el cambio de programa sin explicación molestó a algunos asistentes que esperaban escuchar la Sinfonía de Los adioses, en la que los músicos, al final se van retirando uno a uno hasta que un violinista cierra la sinfonía. Fue un mensaje del compositor al príncipe, solicitando unas merecidas vacaciones. Investigué sobre la sinfonía que sonó en lugar de la programada. Se trata de la llamada Redoble de tambores la penúltima que firmó el compositor. Se destacó en el segundo movimiento la concertino, (habrá que escribir concertina, para estar de moda?), con solo de violín en el segundo movimiento.
El único solista colombiano, entre tanto alemán fue el chelista Santiago Cañón Valencia, quien interpretó el concierto No. 2. La temperatura era muy alta por los problemas de ruido de un anticuado aire acondicionado en la capilla. Pienso que el artista enfundado en una gruesa chaqueta se sintió bastante incómodo durante su presentación. A pesar de ello, los aplausos fueron generosos al final de la noche.