El machismo de César Augusto Londoño quedó evidenciado el día que, después de ganar la medalla de plata en las olimpiadas de Londres hace cuatro años, se atrevió a mirar más de lo debido a Caterine Ibargüen. En su condición de mestizo avenido en blanco, empezó a ningunear a la campeona refiriéndose a lo destapada que estaba, a sus piernas largas, perfectas y después, para acabar de completar, el atrevido le preguntó a Ibargüen quién era su “machucante”. Así, a secas, sin que se sonrojara. Aún no entendemos cómo Caterine se aguantó las ganas de cruzarle la cara con un puñetazo.
César Augusto, a sus 60 años, no madura. Aún sigue siendo el sardino inexperto de la polémica. No puede ser que haya esgrimido su machismo y racismo latente en una intervención tan desafortunada. Ibargüen lo tiene vetado, no le da entrevistas y si se lo encuentra, no lo saluda.
¿Para cuándo las organizaciones sociales colombianas van a permitir que individuos como César Augusto Londoño, con sus intervenciones, promuevan el racismo y el acoso a las mujeres? ¿Hasta cuándo los periodistas van a entender que ellos no son nada, que no le han ganado a nadie y que si les pagan un sueldo es porque hablan sobre campeones reales, heroínas como Caterine Ibargüen?
Gracias, César Augusto, por hacernos caer en cuenta de lo primario que es el periodismo deportivo colombiano. Luego del incidente Londoño pidió a la atleta que este año quedó catalogada como la mejor del mundo.
Acá el audio completo de la entrevista: