Mientras Carlos Ardila Lülle se volvía ingeniero civil en la Universidad nacional de Medellín, graduado muy joven ya que se saltó dos cursos en la primaria, el fiestero y acomodado Julio Mario Santo Domingo pasaba por los salones de las universidades de Virginia y Georgetown en Estados Unidos.
Julio Mario Santo Domingo nació en Panamá en 1923, siete años antes que el bumangués que por muchos años fue su rival en los negocios, pero el primero que empezó a amasar dinero y poder por cuenta propia fue Carlos Ardila Lülle, cuando se casó a los 23 años con Beatriz Gaviria, la hija de Antonio José Gaviria, uno de los fundadores y dueños de la empresa Gaseosas Lux, una de las productoras de refrescos que por aquellos días había en el país.
El matrimonio con la hija del empresario le entregó al joven Carlos Arturo el puesto de gerente de planta de la popular gaseosa. El ingeniero civil estuvo detrás de la creación y producción de la manzana, una de las gaseosas insignia y más exitosas de la empresa. El buen desempeño de Ardila Lülle frente a la gerencia de producción le fue compensado con acciones de la compañía que luego supo usar muy bien a su favor.
Por aquellos mismos años de mitad de los 60´s, en medio de un mundo entrado en revoluciones políticas, sociales y estudiantiles, mientras que Carlos Arturo se consolidaba como un gran empresario en el mundo de las gaseosas, el ‘play boy’ y buena vida, tras la fatídica muerte de su hermano menor, Luis Felipe, Julio Mario empezaba a tomar las riendas de los negocios de su padre don Mario Santo Domingo, las cervercerías Barranquilla y Bolívar, productoras de la cerveza Águila, y líder en la venta de cerveza en la Costa Atlántica.
Santo Domingo y Ardila Lülle: dos vidas paralelas
En 1968 Carlos Ardila Lülle, ya siendo un respetado empresario, y la casa visible de Gaseosas Lux, y después de haber comparado bajo su gerencia varias embotelladoras y productoras de gaseosas, terminó comprando su rival más fuerte, Postobón, fundada en Medellín por los empresarios Gabriel Posada y Valerio Tobón. Carlos Ardila fue nombrado presidente de la compañía que resultó de la unión de estas dos productoras y el líder del monopolio del comercio en el país de las bebidas no alcohólicas.
Por aquellos mismos años, Julio Mario Santo Domingo, tras el alejamiento de su papá de los negocios familiares, encabezaba también las dos cervecerías de la Costa y al igual que Ardila Lülle, terminó haciendo jugadas empresariales estratégicas y sigilosas para quedarse con su más fuerte rival en el negocio de la cerveza, Bavaria, que mandaba en el interior del país. Julio Mario por su parte se convirtió en el líder del monopolio de la venta de cerveza, tras comprar de a poco la cervecería de la familia Kopp.
A finales de los años 70, sin quererse demasiado por cuenta de su rivalidad en los negocios, las rencillas por quién sería mejor empresario y más rico que el otro fueron soportables hasta que Santo Domingo, ya dueño de la programadora Caracol, y Ardila Lülle, dueño de RCN, se enfrentaron por las trasmisiones del partido de fútbol en la final de la Copa América de 1987, en la que se enfrentaba América de Cali y Peñarol.
La discusión se superó con un acuerdo firmado en New York por los dos más grandes grupos económicos del país. Se comprometieron a través de sus representantes, Augusto López por parte de los Santo Domingo y Carlos Upegui por parte de los Ardila a no competir en negocios que ya tenían andando.
Una rivalidad que se convierte en una competencia empresarial
Ardila Lülle, dueño del negocio de las gaseosas, ingenios azucareros y los textiles con Coltejer, no se metería en el negocio de las cervezas ni de la aviación que dominaba Julio Mario con Bavaria y Avianca. Solo podrían competir en negocios en los que hasta ese momento eran rivales como en el de medios de comunicación: Ardila con RCN y Santo Domingo con Caracol.
En esa relación de competidores millonarios hubo varios altibajos que amenazaron con romper el acuerdo firmado por López y Upegui, casi todos por parte de Carlos Ardila. Postobón, por ejemplo, les prohibió a sus tenderos enfriar las cervezas en las neveras que ellos entregaban como acuerdos comerciales con logotipos. También, según Augusto López, hubo un intento por parte de Ardila de dañar el acuerdo que Bavaria había logrado con la Federación de Fútbol para patrocinar la Selección Colombia.
Fue Carlos Ardila Lülle quien dio el golpe que puso fin al pacto de New York y el inicio de la guerra entre los dos gigantes y millonarios grupos cuando anunció con bombos y platillos el lanzamiento de la cerveza Leona. Julio Mario Santo Domingo mandó publicar su respuesta en la revista Semana firmado por Augusto López en el que decía “No nos molesta el anuncio, les damos la bienvenida al mercado de la cerveza y esperamos que ellos nos la den al de las gaseosas”.
En 1993 Bavaria respondió con un producto que desde el lanzamiento y hasta la fecha ha sido estrella en el mercado: el refajo la Cola y Pola, que combina cerveza y gaseosa. Santo Domingo también empezó a producir en sus plantas el Agua Brisa para en entrar a competirle a Cristal.
que es el agua de Ardila Lülle y su empresa Postobón. Pero Julio Mario no se quedó ahí solo ahí. Quería sacarse muy bien la espina y se lanzó a producir gaseosas. Sus productos para quitarle el monopolio a Carlos Ardila en el mundo de las gaseosas fueron Konga, Link y Wizz con una gran campaña publicitaria, además compró la fábrica paisa de Jugos Tutti Fruti.
Leona se vendía poco, pero Ardila Lüle quería por todos los medios quitarle ese mercado a Julio Mario. Un par de años lanzó las cerveza Cristal Oro y Caribe, pero tampoco le funcionaron. Ardila Lülle tuvo se cansó de perder plata con las cervezas y en el 2000 le vendió a su rival el 45% de Cervecería Leona y así desaparecieron los productos inventados por Ardila y Julio Mario Santo Domingo retomó el 100% del control de este mercado.
Las gaseosas de Julio Mario Santo Domingo tampoco funcionaron y desaparecieron del mercado, pero su exitoso refajo Cola y Pola si se quedó, así como su agua. Al final de cuentas, quien más perdió —y no solo plata— en esta disputa económica y empresarial fue Carlos Ardila Lülle, quien al final no consiguió su sueño juvenil y nunca superó al millonario heredero amante de las fiestas y los carros de alta velocidad Julio Mario Santo Domingo, quien creó un emporio con dos cervecerías locales y quien hasta día de su muerte fue el hombre más rico del país.