Desde mayo de 2017, el fiscal especial Robert Mueller está investigando los lazos entre la campaña de Trump y Rusia, pues supuestamente este país interfirió en el resultado de las elecciones. ¿Y Manafort qué tiene que ver? Como parte de la investigación, Mueller encontró que el exjefe de campaña trabajó para gobiernos extranjeros entre 2006 y 2017 y que entre sus cuentas había cosas extrañas.
En octubre de 2017 Manafort fue puesto en arresto domiciliario pero el 15 de julio, después de que tratara de influir en las declaraciones de dos testigos, una jueza lo metió a la cárcel, por si acaso. ¿Y entonces? A principios de este mes empezó el juicio en su contra y finalmente ayer se dio el veredicto. El jurado lo declaró culpable de 8 de los 18 cargos que había en su contra. ¿O sea? De cinco fraudes fiscales, dos fraudes bancarios y por ocultar cuentas bancarias en el extranjero. Nada más. ¿Lo peor para él? Todavía tiene pendiente otro juicio que va a empezar en septiembre.
Y eso no es todo. Ayer, otro súper amigo de Trump estuvo en los medios después de entregarse al FBI. ¿Quién? Su abogado, Michael Cohen, quien se declaró culpable de fraude fiscal (sí, también) y de haber financiado ilegalmente la campaña del presidente. Cohen se entregó a cambio de un bonito trato que le hizo la fiscalía, pues le redujo la condena a poco más de 5 años de cárcel, cuando podría haber recibido hasta 65. ¿Lo que viene? Esperar, pues tanto Cohen como Manafort podrían complicar bastante la vida de Trump.