El día de la mujer no era para llenar de dinero a las tiendas y restaurantes, es para reflexionar

El día de la mujer no era para llenar de dinero a las tiendas y restaurantes, es para reflexionar

¿Hasta que punto la mujer se sacrifica por el hombre?

Por: Tatiana Pardo
marzo 09, 2015
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El día de la mujer no era para llenar de dinero a las tiendas y restaurantes, es para reflexionar
Foto: ilustración. Tomada de abc.es

Mujeres:

Este día no es solo para lamentarnos por las vergonzosas estadísticas que arrojan las investigaciones de las que hemos sido objeto de estudio durante años con la esperanza de que, algún día, los resultados nos permitan crear titulares de primera plana como: “la mayoría de mujeres reciben igual o más salario que los hombres por el mismo oficio”, “el 90% de los hombres piensa que las mujeres se pueden vestir como quieran y no hay que violarlas por eso”, “el 100% de la población entendió que las mujeres son libres y tienen derechos universales”, “el 80% de los hombres considera que realizar oficios en la casa es mejor que dar una rosa el 8 de marzo”, “el 2015 ha sido el año con los menores índices de violencia intrafamiliar en la historia”. En fin, se me ocurren cualquier cantidad de titulares con los que podría deleitarme pero, como dije al inicio, este día no puede limitarse a cifras que, aunque nos ayudan a despertar del letargo, no son suficientes para comprender semejante situación.

Muchas de nosotras han direccionado sus discursos contra el Estado y los hombres para justificar una situación que no es nada alentadora. Por eso, hoy quiero direccionar mi discurso hacia las mujeres machistas que hacen imposible conseguir los cambios que tanto queremos.

Nacidas y criadas en una sociedad machista en donde nuestra feminidad, aparentemente, debe estar relacionada con ser románticas, delicadas, coquetas, tiernas, sensibles, dóciles, frágiles y emotivas; hemos tomado como cierto que actuamos de esa forma por naturaleza y no porque llevamos años siendo educadas como tal, de la manera “normal”. Es como si me dijeran que desde antes de nacer yo ya tenía el chip de: “siempre lavar los platos”, “casarme antes de los 30”, “vestirme de rosa y jugar con barbies”; mientras que los hombres tenían el de: “tienes que ser fuerte y no llorar”, “viste de azul y juega con carritos”, “tú eres el macho de la casa, actúa como tal”.

Por lo tanto, hemos heredado unos patrones de conducta machistas que no se pueden explicar con claridad porque sencillamente esa fue la construcción familiar que nos dieron y cuya sociedad, medios y escuelas se han encargado de corroborar en nuestras mentes haciéndolas ver como incuestionables e intocables porque lo normal nunca debe ponerse en discusión.

Por eso hoy quiero invitarlas – y me invito a mí también casi todos los días- a que ayudemos a mejorar estas estadísticas y empecemos a asumir responsabilidades mientras cuestionamos la forma tan incoherente en la que actuamos y contradecimos el discurso anti discriminación que hemos manejado por años.

Las 146 mujeres que murieron en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist el 25 de marzo de 1911 muy seguramente no eran las más sofisticadas, elegantes, adineradas y sensuales de la época, pero sí fueron revolucionarias que lucharon hasta el último día por mejores sus condiciones laborales y exigir derechos, que para entonces, eran impensables.

Estas son algunas de las cosas que me digo a mí misma para no caer en el machismo:

1. No sacrifiques tu identidad e individualidad por estar al lado de otra persona. Enamorarse no implica que te olvides de quien eres ni de la gente que conociste antes.
2. No tienes que fingir orgasmos para que tu pareja esté contenta. Si no sientes placer, no lo sientes y punto.
3. No te sientas mal porque un hombre lave los platos, cocine o planche. No te está haciendo un favor ni te está “ayudando”, es un trabajo colectivo con igualdad de responsabilidades para que funcione.
4. No te trates con tus amiguitas de “perra”, “puta” y “zorra”. No hay nada más estúpido que eso.
5. Vístete como quieras, como se te antoje, como te sientas feliz y cómoda! La ropa no la compraste para complacer a la sociedad y responder a los gustos de cualquiera que decida mirarte y juzgarte.
6. Si una mujer es más sexy que tú, por favor no le digas que es una puta… con una miradita de arriba abajo no lograrás analizar su vida ni lo que es como persona. Siéntete feliz de que hayan personas tan hermosas en este mundo.
7. Tú también puedes llevar dinero a la casa, comprarte tus propias cosas y ocupar cargos altos en una empresa. Los tiempos en los que el hombre salía a trabajar y la mujer esperaba en la casa para servir comida caliente en la noche ya no deben ser así… ambos pueden llegar cansados y cocinar juntos como pareja.
8. Ser fracasada no es tener 30 años y estar soltera. Muchas de esas mujeres que aparentemente lo tienen todo no han podido alcanzar sus verdaderos sueños por evitar las presiones familiares de ser “las solteronas de la familia”, como si eso fuera una enfermedad que da pesar. Si tus sueños son estudiar y viajar, siéntete libre de hacerlo, no dejes que nadie te amarre y te impida lograrlos. Si vas a estar con alguien, que se convierta en tu apoyo no en tu ancla.
9. Si no tienes un cuerpo perfecto como el de las revistas no te des látigo! Necesitaríamos mucho tiempo y dinero para vernos así de bien todo el tiempo. Tú obligación no es estar ardiente 24 horas al día. No eres un objeto sexual que se compra en la tienda y se usa en cualquier momento. Busca estar linda primero para ti.
10. ¿Quedar embarazada para amarrar a un hombre? Por favor no !!
11. Si tiene el cabello corto no significa que sea lesbiana
12. Si la ascendieron de puesto no quiere decir que se haya acostado con sus jefes. Su dedicación e inteligencia deberían pasarse por tu mente antes de afirmar algo así.
13. La violencia, en todas sus formas, no es aceptable ni normal.
14. Si no quieres tener sexo no te sientas obligada a hacerlo. Es tu cuerpo no el de él.
15. Si tienes sexo casual no eres una puta. Cada quien vive su vida a su modo
16. Si tienes dinero también puedes invitar a tu pareja. No es una obligación que ellos siempre lo hagan.

Los cambios gigantescos no son los que se hacen marchando todos los días ni desnudándonos en las plazas, el trabajo personal de comprender nuestros derechos y enseñárselos a quiénes nos rodean puede tener resultados más poderosos de los que podríamos imaginar. Nuestra paleta de colores no se limita en el rosado, tenemos tantas opciones como también podemos ser tiernas y duras, frágiles y valientes, soñadoras y las más realistas del mundo.

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