Así como comenzó la caída de la justicia en Venezuela, en la ceremonia del 7 de agosto, Iván Duque, con su imprudente discurso contra el sistema de justicia colombiano, dio inicio a su batalla para acabar con el actual sistema judicial que juzga al jefe que lo puso como testaferro presidencial.
Desde mi perspectiva, Duque estaría invadiendo e interfiriendo, sin tener la competencia, un independiente poder del Estado que le es ajeno, con la intención de adueñárselo y entregárselo al judicializado Uribe, al proclamar que desde ya lucha por la reforma a la justicia para acabar con el actual poder pudicial, al cual agredió con su discurso. Este discurso no era pertinente en una ceremonia militar protocolaria y podría ser una inconstitucional intromisión del poder ejecutivo en contra el poder judicial, por la conveniencia de favorecer a su líder ideológico, el expresidente que en estos momentos es investigado por la justicia y tiene medida de aseguramiento.
Queriendo imponer la falsa idea de que todos los colombianos queremos la reforma la justicia, el intromisivo discurso del presidente Duque dice textualmente: “En defensa de la legalidad, aprovechando el consenso político, académico, institucional, tenemos el deber de darle al país una reforma real a la justicia, que apele a la selección del mejor personal, que apele también a las garantías procesales, a los derechos de los ciudadanos, a la presunción de inocencia, a los derechos ciudadanos de tener una justicia pronta. Colombia hoy quiere dar ese paso y tenemos que buscar el mejor camino institucional para que en materia de legalidad, seguridad y justicia, sean ese matrimonio indisoluble que debe estar en la conciencia ciudadana”.
Cuando Duque habla de la "selección del mejor personal", se refiere a cambiar jueces y magistrados, aquellos que actualmente juzgan a su mentor, el expresidente Uribe. El problema de institucionalidad judicial de Venezuela lo quiere imitar en Colombia el régimen uribista, para tener una justicia de bolsillo.
Así como Pablo Escobar tuvo a un Santofimio para querer reformar a la justicia, Uribe tiene a un presidente Duque para atacarla y cambiarla a su favor. En mi opinión, esto se evidenció cuando el mandatario lo expresó de frente en su discurso del 7 de agosto.
Así es como la política se quiere adueñar de la justicia para quitarle total independencia, pues en su discurso de posesión como presidente del Congreso, Arturo Char anunció también su intención de reformar a la justicia colombiana, aquella que investiga a miembros de su familia.
Ser expresidente no da permiso para delinquir y ser absuelto. Es necesario que todos los colombianos seamos iguales ante la justicia y que el fuero no sea el escudo para esconder delitos y salir impunes.
