El detestable machismo del Senador Manguito

El detestable machismo del Senador Manguito

"Posar de crítico, intelectual y progresista sin serlo, sin interiorizar estos pensamientos, es algo que en la modernidad vende casi tanto como el mismo reggaetón"

Por: Iván Portuguez
febrero 21, 2020
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El detestable machismo del Senador Manguito
Foto: Via Twitter

La crítica más popular al reggaetón es la de que sus letras denigran a la mujer, este argumento se plantea como una reivindicación progresista y por esto mismo resulta cuando menos irónico observar que al profundizar en los postulados sobre los que se sostiene este argumento descubrimos que son los mismos postulados que le dan el sustento al machismo en América Latina.

El reggaetón es un género musical bastante criticado con distintos argumentos, unos mas profundos que otros, pero, la críticas más popular  para vilipendiar este género es que sus letras “denigran a la mujer”. Este es el argumento que el senador Jonatan Tamayo "manguito" está usando para ser el centro de atención y salir en los titulares promoviendo el prohibir el reggaetón. Además es un argumento que otros personajes de la vida nacional e internacionales han utilizado antes. El problema de esta criticas es que al usarse de forma generalizada para todo este género musical fomenta ciertos ideales que, irónicamente, son los constituyen los principales  fundamentos del machismo en américa latina, de forma que unos argumentos que en apariencia reivindican a la mujer pero en realidad la denigran y reivindican el machismo.

No todas las letras del reggaetón denigran a la mujer, el reggaetón tiene letras que promueven el machismo así como otras que, desde que surgió este genero, han promulgado una autodeterminación femenina o de cierto modo el feminismo. Por un lado, en las letras machistas observamos patrones en la percepción de la mujer como una posesión del hombre, posesión que es valiosa simplemente por su atractivo físico y sus calidades sexuales, en las que el sexo es una materialización de esta posesión de la cual el hombre alardea ante sus amigos, y el máximo alarde está en ejercer este acto de posesión con varias mujeres a la vez. Un claro ejemplo es la tan mentada canción 4 babys de Maluma.

Por otro lado tenemos canciones fuera de los estándares que hablan de mujeres que tienen una sexualidad abierta porque así lo desean, ejemplo La Cama de Karol G, letras que hablan de mujeres oponiéndose a prejuicios de que por bailar de forma erótica van a acostarse con cualquiera y exaltan el poder de decisión que tiene sobre con quien acostarse y con quien no, ejemplo Yo Quiero Bailar de Ivy Queen. O las letras que exaltan historias de mujeres que toman sus propias decisiones luego de que en un pasado sus decisiones estuvieran supeditadas a las de los hombres, bien sea teniendo una sexualidad abierta, de nuevo La Cama de Karol G, saliendo a buscar una nueva pareja o algo ocasional luego de ser traicionadas, por ejemplo Se preparó de Ozuna. O una mujer rompiendo con los esquemas de que debe vestirse de forma recatada y que debe estar en casa haciendo oficio y atendiendo a su esposo, luego de que este esposo le hubiera hecho adoptar estas actitudes machistas mediante falsas promesas, me refiero a Se Revelo de Lui-g 21.

Mencionar a las mujeres en situaciones sexuales no las denigra por más explicitas que sean las letras en que se le mencione, de modo que canciones tan vilipendiadas y usadas como ejemplo de la supuesta degradación como La Quemona de Masterboys -canción que habla con lenguaje explícito de como una mujer tiene relaciones sexuales en su casa con un hombre diferente a su marido luego de que este sale de casa- no constituyen de por si un descredito de la mujer. El problema de las letras machistas está en que se percibe el sexo, no como un acto de decisión de ambas personas, sino como un acto en el cual el hombre se impone sobre la mujer y la mujer ocupa un lugar pasivo y metafóricamente el de la presa frente a un depredador que es cazada (seducida).

Desde esta perspectiva, el disfrute del sexo y tener una sexualidad abierta implica orgullo para el hombre a la par que estas mismas conductas implican una vergüenza para la mujer. Con estas actitudes exaltamos las capacidades de decisión sobre su vida que tiene el hombre pero limitamos estás decisiones en el caso de la mujer y fomentamos el hábito de tiranizar su vida personal, sexual y amorosa. Esta misma actitud machista la tiene la generalización que hace las críticas del reggaetón  cuando insinúa que “todas” sus letras degradan a la mujer porque no reconocen los discursos liberadores en letras como las que se han mencionado de mujeres que toman decisiones de tener sexualidad abierta -dejar a su pareja o no dejarse imponer la forma en que debe vestir y en que debe someterse a su pareja-, respetando el poder de decisión de una mujer siempre y cuando esta se adapte a lo que nuestra cultura machista espera de ellas (sexualidad cerrada; ocupar un papel pasivo y no  ser propositivas en el sexo y el amor; la fidelidad; ser una mujer de casa es decir no beber, fumar o irse de fiesta; darle gran importancia a la maternidad y la familia, entre otras) mientras asegura explícita o implícitamente que salirse de este canon es degradar a la mujer incluso si es ella misma la que decide no adoptar estas conductas.

Si detrás de estas críticas no existiera una percepción machista en las letras explicitas que hablan de hombres siendo infieles, siendo promiscuos, abandonando a su pareja por una relación estable o pasajera hablaríamos de que se está “degradando al hombre” pero este término jamás lo hemos oído mencionar porque las actitudes que decimos que “degradan” a un sexo son las mismas que “enaltecen” al otro.

Si existen unos cánones de lo que diferenciados de lo que es bien visto social en un hombre y en una mujer no se trata de exaltar cánones opuestos sino de no fijar ningún canon. Los hombres y las mujeres somos individuos de una misma especie, la del ser humano, y por tanto ambos somos seres libres e iguales con derechos de decisión sobre nuestra vida y no debería juzgársenos por escoger llevar nuestra sexualidad o vida de pareja como queramos, sea de forma abierta o cerrada, nadie debería imponernos cómo vestirnos o qué labores hacer para complacer a nuestra pareja. Estas son unas reivindicaciones básicas en pro de la igualdad de cómo somos juzgados socialmente, reivindicaciones que se ven pisoteadas tanto por algunos compositores de reggaetón como por las criticas generalizadoras a las letras del reggaetón.

Estas críticas generalizadoras son tan popular porque hacen lucir como intelectual y políticamente correcto a quien acude a ella, pero es solo una apariencia de intelectualidad porque es una crítica superficial que generaliza y no analiza detenidamente, a la vez que es una crítica facilista en tanto se basa en los prejuicios sociales ya existentes, yéndose por lo seguro sin romper esquemas culturales. Una crítica mediocre que consigue criticar el machismo hacia afuera sin que esto nos haga cuestionarnos nuestros propios estándares machistas. Es la pose del crítico que no va al fondo evitando ser autocritico. Posar de crítico, intelectual y progresista sin serlo, sin interiorizar estos pensamientos, es algo que en la modernidad vende casi tanto como vende el reggaetón.

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