La terminación del conflicto armado en Colombia no está limitado a la firma de un acuerdo, muestra de ello, es que aún hay enfrentamientos entre las guerrillas existentes, como el ELN, las diferentes disidencias y estructuras como el Clan del Golfo. Además, el incumplimiento del Acuerdo de Paz, principalmente por parte del gobierno; sirva de ejemplo dos de los seis puntos negociados:
- Por lo que respecta a la Reforma Rural Integral: si bien, ya está en funcionamiento el Fondo de Tierras de distribución gratuita, tan solo se han entregado 200.000 de las 3.000.000 de hectáreas previstas, hasta el año pasado se ha avanzado un 13% aproximadamente, y hay que considerar que es ardua la tarea, ya que, existen gamonales tradicionales y emergentes que no están dispuestos a entregar esos predios obtenidos en muchos casos de forma ilegal, pues a partir de ellos se lucran, es por ello, que han promocionado y fortalecido grupos armados ilegales, como los paramilitares. No obstante, hay líderes sociales quienes defienden su territorio y recursos naturales.
Sin embargo, no es solo entregar dominios a las personas que fueron despojadas y ya, se requiere de planes sectoriales, de infraestructura, desarrollo social y estímulos económicos, que todavía hacen falta. Las iniciativas de cooperativismo y economía solidaria que se están poniendo en práctica en la actualidad en las nuevas áreas de reincorporación (NAR), son dirigidas por los gestores municipales en 170 municipios.
- Referente a la Participación Política: es fundamental señalar que se busca que quienes han participado en armas puedan dejarlas y sigan defendiendo sus ideales políticos desde la participación. Por lo tanto, es preocupante los asesinatos sistemáticos a los líderes sociales, desde la firma del acuerdo en el 2016, según Indepaz, 837 personas han sido asesinadas, de esta cifra, 702 serían líderes sociales y 135, excombatientes de las FARC. Así mismo, la organización afirma que, desde la llegada de Iván Duque a la presidencia, tienen registro de 236 líderes asesinados, un repunte en las cifras en el año que lleva en el cargo. Al comparar estas evidencias, con el momento más álgido del conflicto, entre 1995 a 2005, en donde se cometieron 1000 masacres, preocupa, debido a que, estamos en una etapa de pos acuerdo.
La no garantía de la seguridad de estos líderes deja entrever que los fenómenos de violencia política no han desaparecido y, sobre todo, reafirma el principal problema en Colombia: la inequidad en la distribución de las tierras, de donde resulta importante el cumplimiento del acuerdo de paz y la captura no solo de los homicidas, también de los determinadores o autores intelectuales, de modo que, se reconozcan las víctimas, para que haya una reparación y no repetición.