El despertar de la pelota caliente en Colombia

El despertar de la pelota caliente en Colombia

En un país ávido de que sucedan cosas buenas y con la fe perdida por las indecorosas presentaciones del seleccionado de fútbol, el beisbol viene a dar esperanza

Por: REMBERTO QUINTERO ANAYA
febrero 09, 2022
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El despertar de la pelota caliente en Colombia
Foto: Instagram/@nabilcrismatt

Los últimos triunfos alcanzados por el beisbol colombiano en el Panamericano Junior de Barranquilla y en la Serie del Caribe tras vencer los Caimanes de Barranquilla 4-1 a Gigantes del Cibao en Santo Domingo, sumados a la aparición en el año inmediatamente anterior de varios peloteros nacionales, son motivos suficientes para pensar que este deporte se enruta por los senderos de volver por los fueros que en épocas pasadas dieron lustres a esta disciplina que se encontraba en el marasmo.

El beisbol en Colombia es practicado con mayor asiduidad en la costa atlántica, a donde una vez llegó procedente del istmo antes del "I took Panama", y llegó para quedarse en el corazón de sus habitantes, con el primer batazo en la plaza de El Cabrero en Cartagena y que comenzó a dar visos del gran potencial que tenían y con el transcurrir del tiempo se trajeron managers del exterior que pulieron estos prospectos.

Con la orientación del maestro cubano Pelayo Chacón, la selección nacional amateur de Colombia en 1947 se coronó campeona mundial de beisbol aficionado cuando tuvo que ser sede de la IX Serie Mundial de beisbol aficionado y significó el primer título mundial a nivel de los deportes de nuestra patria.

Este triunfo sirvió de catapulta para que la calidad del jugador criollo fuera perfeccionándose y gozara de la admiración de las naciones centroamericanas y del Caribe. Hazañas que se repitió para Colombia en 1965, cuando el equipo nacional derrotó a Aruba, Salvador, Panamá, Guatemala, Nicaragua, República Dominicana y México, en la gran final en Barranquilla y, el subcampeonato en la Habana en 1971.

Durante los años sesenta y ochenta se contó con el concurso de un gran dirigente: el cartagenero Clemo Haydar Sedán, el eterno delegado del equipo Getsemaní, Bolívar, y Colombia fue una personalidad controvertida que se hacía matar por su pasión, y la orientación de Antonio " Manía" Torres, quien tuvo la fortuna de contar con una pléyade de jugadores bolivarenses. Por ello, en el idioma actual de este deporte se le denominaría dream team, con grandes estrellas como Abel Leal, Eusebio y Tomás Moreno, Humberto Bayuelo, Bartolo Gaviria, Alejandro Lian, Orlando ‘Ñato’ Ramírez y Alcibiades Jaramillo.

A estos peloteros bolivarenses se les agregaba cuatro o cinco de Atlántico y Córdoba, como René Morelos, José Miguel Corpas, Luis Herrera, Santos Berrocal, Luis Escobar y Artur Forbes, y se conformaba la selección Colombia.

En este tiempo el beisbol tuvo un gran reconocimiento en el concierto mundial. Y todo debido a la fiebre de este deporte en el plano de esta región del litoral atlántico. Eran las épocas en que las loterías departamentales fomentaban su práctica, aportando los implementos a veredas y corregimientos, como en el bajo Sinú, de donde salían excelsos lanzadores que por falta de trabajo emigraban a los departamentos circunvecinos y hacían parte del roster del seleccionado del mismo, defendiendo sus colores.

Era tanta la consolidación de este deporte en esta región que, a falta de los insumos o equipos adecuados para su práctica, se confeccionaban con una canica, una bola de hilo calibre y una caja de esparadrapo, supliéndose las llamadas bolas spalding y con bolsas de cemento se hacían los guantes o manillas y el manduco se elaboraba con árbol guayacán y sonaba el play ball en los grandes playones que en el retiro lento e imperceptibles de las aguas dejaban las grandes ciénagas o en los potreros allendes a la población.

En la década de los ochenta a noventa el beisbol perdió importancia y entró en una etapa de crisálida, hasta que el niño de Barranquilla Edgar Rentería, con sus hits impulsadores, llevara a los Marlins de Miami al campeonato mundial de la gran carpa en 1997 y Los Gigantes en 2010, y el título obtenido por Orlando Cabrera en los Medias Rojas de Boston en 2004 logró recobrar popularidad y prestigio.

Paulatinamente, en esta etapa se fue recuperando el tiempo perdido y con el emprendimiento de los hermanos Rentaría y Cabrera, y el concurso de la labor metódica y sapiente de los scouts, como José "Tito" Quintero, se ha logrando ubicar en las grandes y pequeñas ligas de los Estados Unidos y en otros países a excelentes peloteros, entre los que sobresalen Nabil Antonio Crismatt, José Quintana; Julio Teherán; Gio Urshela; Dónovan Solano y Jorge Alfaro.

En un país ávido de que sucedan cosas buenas y con la fe perdida ante las indecorosas presentaciones del seleccionado de fútbol, el beisbol viene a rescatar nuestras esperanzas que se avecinan mejores épocas y coge el testigo para decir: ¡Presente. Estoy vivo!

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