El problema es en todo el país; primero el dinero. Es la parte más importante, no de las empresas, sino de empleados o empleaduchos que no piensan en los perjuicios que causan a los menores de edad que por motivos circunstanciales se ven obligados a viajar. La infancia y adolescencia en manos del ICBF, ni se han dado cuenta de la problemática sobre este tema. Como decía un desechado o mejor víctima, “tienen huevo de avión”.
Los menores de edad expuestos al abandono, por las taquilleras o taquilleros que solo cumplen lo que sus jefes ordenan para recoger dinero, piden el número de la cédula a menores que tienen tarjeta; si no van con un mayor o sus padres, no le venden y los menores quedan afectados psicológicamente porque a lo mejor les tocara dormir en la calle, o buscar otras formas de viajar inseguras o en trasportes piratas y fuera de los terminales.
Como esta experiencia, pueden existir cientos o miles: Un hijo enviado a la ciudad de Ibagué compró pasaje en el pueblo, donde su papá lo acompaño. Llego a Ibagué a tomar una buseta sugerida por segura para Bogotá, con el ánimo de bajarse en Fusagasugá porque su tía lo esperaba; Recurrió a VELOTAX y BOLIVARIANO en busca de una buseta pequeña y no le vendieron aunque tenía la plata.
Por ser menor de edad y solo le faltan unos meses para ser mayor, fue víctima. En estas empresas ni hablaron telefónicamente con su padre o su tía y solo lo desecharon por ser menor de edad. Lo expusieron a pensar en buscar otra forma posiblemente más insegura. Un empleado de AUTOFUSA le abrió las puertas en un buseton de los grandes; allí le entendieron su problema y lo ayudaron.
El mundo de los jóvenes de hoy, ha cambiado; un joven de más de 16 años ya va a la universidad y se ayuda solo, porque las circunstancias de la vida lo están formando. ¿Qué pasara con tanto niño y joven menores de 18 años que viaja por toda Colombia como sea porque tiene tarjeta y no cedula?
Por favor, las empresas de trasporte deben estudiar que es ética. Los funcionarios del ICBF deben estudiar ese tema y poner en practica una forma de ayuda a niños y jóvenes en los terminales para protegerlos. ¡monten una oficina! para ayudarlos en sus problemas.
Ahora bien; El transporte ético es un enfoque fundamental en la industria del transporte que se basa en principios y valores morales para guiar todas sus operaciones y decisiones. En lugar de centrarse únicamente en la rentabilidad, el transporte ético considera cuidadosamente el impacto que sus acciones tienen en la sociedad, el medio ambiente y la economía en general.
En primer lugar, el transporte ético se preocupa por la seguridad y el bienestar de las personas. Esto implica la protección de los derechos de los trabajadores, garantizando condiciones laborales justas y seguras, así como la priorización de la seguridad de los pasajeros y de quienes comparten la carretera.
Además, el transporte ético se esfuerza por reducir su huella ambiental. Esto significa buscar formas de operar de manera más sostenible, utilizando tecnologías más limpias y eficientes, y minimizando la contaminación y los impactos negativos en el medio ambiente.
En términos de responsabilidad social, el transporte ético se involucra activamente en las comunidades donde opera, contribuyendo al desarrollo local y apoyando causas sociales relevantes.
En resumen, el transporte ético es una filosofía que busca equilibrar los intereses comerciales con el bienestar de las personas y el planeta. Busca promover prácticas justas, seguras y sostenibles en toda la industria del transporte, garantizando que esta sea una fuerza positiva en la sociedad en su conjunto.