Susanita Posada, la hija menor de ocho hermanos del comerciante paisa Jesús Posada Correa, dueño del acreditado almacén La Parisina, quién nunca pensó que tendría que trabajar para sacar adelante su familia, fue la que se inventó la receta en la cocina de su casa. Susanita había estudiado secretariado bilingüe en la Universidad Femenina, antiguamente Colegio Mayor de Antioquia, pero abandonó su profesión para dedicarse al hogar cuando su novio, el odontólogo John Peláez le pidió que casaran justo antes de iniciar su primer trabajo, para dedicarse a criar la familia.
Susanita se dedicó a la familia como hacían las mujeres de esa época, recibió clases de cocina y cocinaba “mecaticos” a sus hijos, pan, pastelitos, galletas y bizcochos a los que tuvo que recurrir, cuando luego de trece años de matrimonio, en 1981, enfrentó un divorcio con cuatro hijos, que solo le dejó una casa en el barrio la Alameda de Medellín y un Renault 4 blanco. Para sostener a sus hijos le sacó brillo al diploma de secretaria y transcribía trabajos a máquina para estudiantes a $ 20 la hoja durante el día y parte de la noche, los ingresos no eran suficientes, así que comenzó a dar clases de cocina en su casa dos veces por semana.
El camino a la gloria empresarial lo iluminó la fórmula de tostaditas crocantes y adictivas, que aprendió de Lucía Posada, una de las primas de su mamá quien, en una reunión familiar le contó el secreto con el que las preparaba todas las noches, fórmula que muchos han querido copiar, pero nunca han logrado igualar y cuya receta al mejor estilo de la fórmula de Coca-Cola, se conserva como un tesoro en las instalaciones de Tostaditos Susanita.
Los primeros productos, las tostaditas y bizcochos los producía con la ayuda de su primer empleado, Néstor Giraldo, que le apostó a un sueño y que amasaba en una mesa que les fabricó un amigo gomoso de la carpintería, los cocinaban en el horno casero para luego venderlos en un canasto que recorría las calles del barrio Laureles en el occidente de Medellín, las cuatro manos de los niños ayudaban con la masa apenas llegaban del colegio y repartiendo pedidos a medida que crecieron.
Luego consiguió que Iván de la Charcutería la Excelsior le comprara sus tostadas ajustándolas en tamaño para venderla con varios tipos de dips, para lo cual tuvo que conseguir una licencia de sanidad, que le permitió a su vez distribuirlos en su Renault 4 a los supermercados Cafetero, Consumo y Comfama, donde logró que se los codificaran y se fuera conociendo el producto.
Almacenes Éxito le hizo el primer pedido grande que llevó a que “Susanita” se convirtiera en una empresa de verdad, pues requirió registro en Cámara de Comercio y de marca. Susanita Posada se arriesgó a quemar las naves por eso se decidió a vender la casa, el Renault 4, pedir un préstamo, además de vender el anillo de bodas y otras joyas para comprar el horno.
Con el tiempo, aprendió a delegar y agrandar el equipo de trabajo confiando en manos más expertas para los procesos administrativos. El negocio permitió educar a todos sus hijos, quienes son profesionales varios con posgrados. La planta creció en tecnología y aumentó su capacidad de producción.
La segunda generación ha tomado las riendas del negocio, ahora son sus hijos Andrés como gerente general y Lina encargada de las finanzas quienes se encargan del negocio. La fundadora todavía se mantiene activa cuidando los 420 empleados de los cuales más del 50 % son mujeres cabeza de hogar.
Jamás Susanita Posada se imaginó que su receta, cuarenta años después de haber sido creada, se iba a distribuir en treinta ciudades colombiana y hasta llegara a exportarse a países como Puerto Rico. El éxito de la idea fue de tal magnitud que terminó aliada con la poderosísima Nutresa.
Tostaditos Susanita vende hoy siete variedades de productos
El año pasado, Tostaditos Susanita vendió $ 48.058 millones y para el 2025 con la creación de nuevos canales y productos se proponen llegar a los 76.000 millones, la pandemia aceleró el crecimiento de la empresa, porque la gente prefirió productos fáciles de preparar en casa, este primer semestre de 2022, las ventas aumentaron un 30 %. Para crecer han recurrido a la maquila, que participa con el 60 % de la producción, y sus ventas se realizan principalmente a través de las grandes cadenas de supermercados.
