El humorista es un esposo abnegado. Desde que Fabiola Posada, la querida Gorda de Sábados Felices, viene presentando quebrantos de salud él está allí, incondicional. Ahora, en plena cuarentena, la pareja lleva riguroso aislamiento pero ella necesita con urgencia una droga que él llevaba días pidiéndolas a la droguería:
Esperó 25 días hasta que, cansado de pedirlas, tuvo que comprarlas:
Sólo en ese punto la droguería respondió: