Definitivamente este país es un macondo completo. La gente anda buscando siempre la paja en el ojo ajeno sin mirarse al espejo. Ahora resulta que, según algunos editorialistas de diarios nacionales y regionales como El Espectador y El Colombiano, el Presidente Santos está amenazando a la Corte Constitucional y a la opinión pública, para que aprueben el Plebiscito para la Paz, porque si fracasa, las Farc están preparadas para traer la guerra a las ciudades en forma mucho más demoledora, según lo manifestó en el primer mandatario en el Foro Económico Mundial de Medellín.
Como quien repite las palabras del Pastorcito Mentiroso. Me parece que no hay que ponerle tanta música a la partitura. Ni se van a tomar las ciudades ni el acuerdo con la guerrilla le va a entregar el país al Castro- Chavismo. Falta de seriedad y de análisis político del sonajero de las guacamayas tropicales que, en vista de un pueblo acrítico e indiferente, esgrimen el miedo y la amenaza como arma política, muy parecida al discurso del fascismo ordinario: Repetir la mentira hasta convertirla en realidad.
Ahora lo que hay que resacar de las palabras del Presidente es que, en el fondo, tiene toda la razón: es decir, si la Corte declara inconstitucional el Plebiscito no se acaba este país más de lo que está, porque los leguleyos sabrán inventar otra figura para el blindaje jurídico y Político de los acuerdos. Ya están hablando de Consulta Popular. Entonces no entiende uno por qué tanta alharaca del establecimiento mediático con las palabras del Presidente.
Claro que como la guerra no la han vivido en las ciudades si no que la han visto por televisión; como no han sentido la cruda realidad de los campesinos; entonces me parece que se les pone la piel de gallina cuando se imaginan el terrible escenario del terrorismo urbano, parecido al que está sufriendo Siria con sus mujeres violadas, los viejos maltratados, los niños muertos en las calles y ahogados en las playas del Mediterráneo, los bombardeos en las ciudades, y las migraciones desesperadas buscando un refugio de salvación en Europa. Terrible.
No creo que este pueblo ni la clase dirigente sean tan estúpidos como para dejar llegar a Colombia a semejante situación infernal, sólo por seguir obcecados defendiendo sus privilegios egoístas. En política cuentan los hechos y no tanto las declaraciones. Hablar por hablar es muy fácil, aunque haya altos dirigentes que no miden la responsabilidad de sus palabras.
Las partes en La Habana han avanzado lo suficiente como para poder tener la esperanza de que estamos próximos al acuerdo del cese bilateral y definitivo del fuego y hostilidades, que le despejará el camino a la transformación de los insurgentes en movimiento político legal, por un lado, y a la implementación de las reformas políticas, agrarias, y sociales, por el otro, que, entre otras cosas, es lo fundamental para poder tener una paz estable duradera.
No contentos con lo anterior, ahora le están echando más gasolina a la candela con la frase del Presidente de que si continúa la guerra, pues habrá que financiarla con más impuestos. ¿En qué cabeza cabe poner en igualdad de condiciones a la guerra y a la paz para el progreso del País? La gente parece que viviera en las nubes.
Se sobre entiende que los conflictos sociales van a continuar, inclusive, se van a potenciar tanto en los campos como en las ciudades porque la deuda del Estado Colombiano con las mayorías excluidas y desplazadas no ha sido saldada, y porque además ha crecido, en muchos aspectos, la injusticia social en Colombia. Por eso no es de recibo semejante escándalo del establecimiento mediático con las palabras del Presidente, algo ligeras, es cierto, ante las cuales la gran prensa, en vez de estar valorando en todo su significado histórico la posibilidad real del acuerdo definitivo con las Farc, montan una tempestad en un vaso de agua como si el mundo se fuera a acabar por estas salidas inoportunas. Ni tanto que queme al Santos ni tan poco que no lo alumbre.
No es blandiendo la bandera del pesimismo como se le abre camino a la Paz: “Con un estado débil y con pobres instituciones bajo la incertidumbre de su rumbo y de su economía, aún sin actores armados, el futuro no resulta claro ni alagueño” dice Claudia Dangond-Gibsone. (El Tiempo 20-06-2016) Entonces apague y vámonos.
“Decisiones que duelen pero que hay que tomar”, como dice Catalina Cock, hablando del proceso de Paz en Sudáfrica: “Al menos Sudáfrica está hoy concentrada en su desarrollo y no en darse bala los unos a los otros”. ¿No les parece que este es un punto de vista muy diferente? Esperemos con optimismo el próximo 20 de Julio para recibir la noticia del cese del fuego bilateral y definitivo, para entrar en tierra derecha hacia la construcción de la Paz y de la Democracia.