El desastre nuclear de las Islas Marshall, el lugar más radiactivo del mundo

El desastre nuclear de las Islas Marshall, el lugar más radiactivo del mundo

Los desechos radiactivos de pruebas nucleares hechas por Estados Unidos en los 40 y 50 se ocultaron en una cúpula de concreto que se está agrietando.

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febrero 08, 2020
El desastre nuclear de las Islas Marshall, el lugar más radiactivo del mundo
Desechos nucleares

Las Islas Marshall son un país de Micronesia, ubicado en el Océano Pacífico, entre Hawái y Australia, conformado por 29 atolones y cinco islas. En 1944, luego de derrotar al ejército japonés en la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses ocuparon ese territorio y convirtieron a los atolones Kwajalein y Enewetak en bases militares.

Más adelante, en 1947, las Naciones Unidas crearon el Territorio en Fidecomiso de las Islas del Pacífico, conformado por las Islas Marianas, Micronesia, Palaos y las Islas Marshall, que quedó bajo la administración de Estados Unidos. El gobierno estadounidense encontró en las Islas Marshall el lugar ideal para probar el potencial de las armas nucleares, entre 1946 y 1958, al inicio de la Guerra Fría con la Unión Soviética, debido a su ubicación remota y lo que interpretaron como una escasa población: para ese entonces había menos de 15.000 habitantes en ese territorio, según datos del Banco Mundial.

El gobierno estadounidense detonó 67 cabezas nucleares en las Islas Marshall durante esa década, enfocadas en dos lugares específicos: 44 pruebas se realizaron en el atolón de Enewetak y otras 23 en el atolón Bikini. En esta última, de hecho, se realizó la prueba conocida como Castillo Bravo, el primero de marzo de 1954, que según expertos es mil veces más poderosa que la bomba Little Boy, arrojada sobre Hiroshima en 1945 y, por tanto, es la bomba más poderosa que ha detonado Estados Unidos en su historia.

Estas pruebas de armas atómicas causaron daño no solo en las zonas que fueron impactadas múltiples veces, sino en todas las Islas Marshall. Según Los Ángeles Times, los impactos causaron cráteres en lagunas de poca profundidad, evaporizó islas enteras e hizo que cientos de habitantes tuvieran que exiliarse de sus hogares.

Según se sabe, los altos mandos del ejército estadounidense engañaron a las 184 personas que vivían en Bikini, indicándoles que esas pruebas eran importantes porque las bombas atómicas acabarían con las guerras del mundo y por eso debían trasladar su hogar a otro lugar, mientras la contaminación descendía, cosa que nunca pasó. Entonces, los estuvieron moviendo de una isla a otra, con dificultades para conseguir agua y comida. Hoy Bikini sigue deshabitado por los altos niveles de radioactividad.

En Enewetak, por su lado, hoy viven más de 600 personas a pesar de que, además de las pruebas de armas nucleares, también se probaron armas biológicas, de acuerdo con Los Ángeles Times. Ese medio señala que las autoridades estadounidenses no les informaron a los habitantes de ese atolón sobre las pruebas biológicas, que incluyeron un aerosol diseñado para acabar con las tropas enemigas.

El portal Atomic Heritage Foundation recuerda que, gracias a la publicación de documentos clasificados, se supo que algunos científicos buscaban estudiar a los seres humanos que viven en un ambiente contaminado por la radiación, que afectó a todas las Islas Marshall. Finalmente, en 1970, los Estados Unidos decidieron limpiar las zonas en las que hicieron pruebas, en un proceso que les llevó tres años. Luego, llevaron todos los desperdicios nucleares a una estructura de concreto de más de 85 mil metros cúbicos o, lo que es lo mismo, unas 35 piscinas olímpicas, ubicada en la isla Runit, perteneciente al atolón Enewetak, y cubierta con una cúpula de concreto, de medio metro de grosor que fue llamado el domo Runit, aunque los locales lo llaman ‘La Tumba’.

Pese a ocultar los desperdicios en una estructura tan compleja, la radiación sigue siendo alta en esa zona del mundo. Un estudio publicado en la revista PNAS indica que encontraron niveles elevados de elementos radiactivos como amercio 241, cesio 137, plutonio 240 y plutonio 239, considerada esta última la sustancia más tóxica del planeta. Los investigadores creen que la radiación en al menos cuatro islas y atolones de las Islas Marshall tienen una radiación más alta que Hiroshima y Chernóbil, lugares que se consideran inhabitables por los próximos 24 mil años, aunque se han visto animales en las zonas cercanas a la central nuclear Vladimir Ilich Lennin, donde sucedió el accidente nuclear de 1986.

La radiación del lugar ha causado problemas de salud en los habitantes, que hoy superan los 53 mil habitantes en todas las Islas Marshall. Entre las muchas enfermedades que causa la radiación, hay una que llama la atención porque también afecta la cultura de ese lugar: trastornos de tiroides que han afectado a más de 1.500 marshaleses que estaban vivos durante las pruebas, muchos de los cuales son músicos que desarrollan nódulos cancerígenos en su garganta, los cuales, a pesar de poder ser extirpados quirúrgicamente, dañan la voz y les impiden volver a cantar y la música es una de las tradiciones más fuertes de las Islas Marshall.

Pero, por si fuera poco, la contaminación de la radiación en las Islas Marshall se puede extender en todo el mundo, causando una crisis nuclear que amenaza con envenenar las aguas, acabar con cientos de especies marinas e incluso podría llegar a afectar a países cercanos y a sus habitantes, especialmente en Oceanía y Asia. Los Ángeles Times señala que el cambio climático ha hecho que los glaciares se derritan y el nivel del mar aumente, especialmente en la zona en la que se ubican las Islas Marshall, en donde, según estudios, desde 1993 el nivel del mar sube un centímetro por año y se calcula que para el año 2100 el archipiélago estará completamente sumergido en el mar.

A causa del crecimiento del mar, ‘La Tumba’ de Runit se está agrietando y los desechos se están goteando al océano. Miembros de los Ángeles Times y La Escuela de Graduados de Periodismo de la Universidad de Columbia han hecho viajes a las Islas Marshall y han comprobado que ese goteo causó blanqueamientos de corales, muerte de peces, daños en las algas y brotes de enfermedades graves, que incluyen la mayor epidemia de dengue registrada en ese país. La pregunta ahora es ¿qué hará Estados Unidos para evitar esta inminente crisis global que empezaron ellos mismos hace más de 70 años?

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