Durante el gobierno del presidente Uribe se intervino la salud y la educación en el Chocó, pero como dice el refrán resultó peor el remedio que la enfermedad. En el caso de la Salud con la intervención se multiplicaron los niveles de ineficiencia y de corrupción, porque desde Bogotá, Cali y Manizales se estructuraron unas mafias de cuello blanco del uribismo, que aliadas con una camarilla de funcionarios, abogados y políticos chocoanos, saquearon los recursos de la salud hasta el extremo que no quedo otra salida que liquidar el Servicio Seccional de Salud. Intervención que, además del aumento de la corrupción, desató una danza de crímenes peor que la que originó la privatización de la Fábrica de Licores del Chocó.
Varios personajes involucrados en las oscuras cadenas de corrupción con los dineros de la salud han caído acribillados por balas asesinas en las calles de varias ciudades, otros purgan condenas por concierto para delinquir y la orgia de sangre no se detiene. El resultado final del desastre administrativo de la salud en el Chocó, se traduce en una red hospitalario en ruinas, la multiplicación de los paseos de la muerte y una atención cada vez peor.
Ahora, si por los lados de la salud el panorama es tan desolador por los lados de la educación pasa de castaño a oscuro, en medio de una creciente incertidumbre por los desastrosos niveles académicos que registran las Instituciones Educativas chocoanas. La intervención de la educación en el Chocó, en opinión de varios expertos es desastrosa, porque deja un panorama lánguido de ineficiencia y de decrecimiento de los niveles educativos. El Chocó en materia educativa cabalga hacia el fango y amerita que la ministra Gina Parody realice un revolcón.
La intervención se ha convertido en un lucrativo negocio electoral para unos políticos vallecaucanos que la han transformado en un nido burocrático. En el Chocó como en el otros departamentos se ha crecido en cobertura y en algunos casos existen modernas instalaciones locativas, pero el nivel educativo decrece, tanto a nivel universitario como en la educación media.
El examen de Estado que sirven para medir cómo se encuentra la calidad de la educación media y que este años se evaluaron 548.704 estudiantes de colegios oficiales y privados del Calendario A, indican que los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Norte de Santander, Nariño y Santander, fueron donde los estudiantes obtuvieron los mejores puntajes en el país. En Cambio, Chocó, Magdalena, Bolívar, Vaupés, Amazonas y Cauca fueron los departamentos donde se lograron los peores puntajes. El Chocó ocupó el último lugar entre los 32 departamentos con solo un 8% de estudiantes en los puestos 1 a 400. Cifra que no sólo representa un retroceso en relación a los años anteriores, sino una muestra de la creciente deficiencia del nivel educativo.
En el 2009, el ministerio de Educación decidió intervenir la Secretaría de Educación del Chocó debido a la corrupción y el caos administrativo, se afrontaba una deuda de $37 mil millones y embargos por $ 72 mil millones. La medida cautelar fue nombrar cómo Interventor Temporal a José Martín Hincapié Álvarez, un abogado vallecaucano que solo acreditada como experiencia haber sido Secretario del Educación del municipio de Tulua. Su nombramiento fue una movida de políticos uribistas del Valle, quienes lograron que el Gobierno les entregara de mermelada el control de los recursos para el saneamiento de la educación chocoana. De paso convirtieron la Secretaria de Educación del Chocó en un fortín burocrática direccionado desde Cali.
Después de cinco años, el balance de la intervención es desastroso: el último lugar en las pruebas del saber, abusos de poder, traslados con criterios políticos, tutelas incumplidas, sentencias judiciales burladas y escándalos por los nombramientos irregulares de docentes con acreditaciones académicas falsas. En fin, la educación en el Chocó es un desastre en manos de las microempresas electorales del Valle del Cauca.
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