El 6 de enero de 2021 una caterva de entusiastas seguidores de Donald Trump irrumpió en el Capitolio de los Estados Unidos. Mientras esto pasaba, días previos a que Biden asumiera la presidencia, el saliente mandatario incendiaba las redes sociales con sus belicosos mensajes en Facebook. Después de meses de críticas al manejo que le estaba dando el creador de esta red social, Mark Zuckerberg, a los mensajes que incitaban el odio, decidió hacer lo que muchos le pedían, cerrarle la cuenta a Trump. Con su habitual furia y lenguaje desobligante, el mandatario no tuvo reparos en echar al agua a Zuckerberg: “Solía venir a la Casa Blanca [Zuckerberg] para besarme el trasero y yo decía: ‘Oh, eso es bueno. Tengo la cabeza de Facebook viniendo con su encantadora esposa [Priscilla Chan[’”.
La verdad es que Facebook había sido muy tolerante con Trump y la cantidad de noticias falsas que decidieron distribuir durante la campaña presidencial de 2016. Estas habrían sido vitales para que, contra todo pronóstico, el hombre de negocios más bestialmente capitalista se impusiera en las elecciones ganándole a Hillary Clinton. Mientras Twitter lo reconvenía, Facebook era la plataforma en donde se impulsan los rumores más absurdos y reducían a Hillary: fue señalada de ser un agente más del comunismo internacional, además de afirmar que su esposo Bill pertenecía a una extensa red de pedófilos. Mientras las mentiras corrían, la fortuna de Zuckerberg crecía sin parar.
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Nacido en 1984 en White Plains Nueva York, un despecho le provocó una venganza: exponer a su novia públicamente. De la peor manera, en el 2003, mientras era un estudiante de Harvard, creó el programa Cousemarch que permitía a los estudiantes comparar entre dos fotos quién era más atractivo. Esta cosificación vulgar le valió amonestaciones de parte del consejo directivo de la universidad pero su popularidad crecía como un tumor maligno. Nacía lo que se conocería un par de años después como The Facebook y que con el tiempo perdió el “The” para convertirse sólo en Facebook, una compañía que 17 años después de su creación tiene un valor de mercado de 79 mil millones de dólares, convirtiendo a Zuckerberg en uno de los hombres más poderosos del mundo.
Facebook nació para acabar con la privacidad de la gente y convertirla en moneda de cambio. Los datos se cuantificaban como si tuviera un valor de mercado específico. Una demanda presentada en un juzgado de California por un desarrollador de aplicaciones conocido como Six4Three mostró 7000 documentos que comprobaban que la red social entre 2011 y 2015 usó los datos personales de la gente para enriquecerse cometiendo un crimen muy grave. Además, la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos ordenó, en febrero de 2019, a pagar a la red social una multa de 5.000 millones de pesos por manipular los datos de 87 millones de usuarios que servirían además para marcar las tendencias electorales en países como Estados Unidos o la Filipinas que eligió a un personaje fascista y autoritario como Rodrigo Duterte.
Pero no sólo la influencia de Facebook ayudó a cimentar regímenes autoritarios sino que también difundió material comprometedor en genocidios como la masacre de Birmania de 2017, un crimen de marcada tendencia racial y religiosa.
En 2018 Zuckerberg tuvo su primer "interrogatorio" en vivo ante legisladores de Estados Unidos por el uso indebido de datos de 87 millones de usuarios de Facebook por parte de Cambdrige Analytica durante la campaña de las presidenciales de 2016. Durante la audiencia prometió una investigación en profundidad sobre terceras compañías que hayan tenido acceso a datos de Facebook y una "política más estricta” e incluso pidió perdón. Hoy el proceso se repite cuando Frances Haugen, la denunciante de Facebook y exempleada de la compañía compareció hace poco ante una subcomisión del Senado, donde afirmó que "las decisiones que se toman en Facebook son desastrosas".
Ante esas últimas declaraciones el empresario publicó en su página un mensaje que ya le había enviado a todos sus empleados: “No reconocemos la imagen falsa de la empresa que se está pintando", aseguró. Zuckerberg se ha hecho en repetidas ocasiones el de la vista gorda. Sigue pensando que su red social le trae beneficios al mundo y al parecer no es consciente de nada de lo que pasa alrededor de su idea. Él está feliz con sus millones. Nunca antes una burbuja ha sido tan cómoda.