Colombia tiene una crisis migratoria sin precedentes, marcada por la llegada masiva de venezolanos y el aumento de migrantes que transitan por el país con destino a Estados Unidos. Esta situación ha generado presión tanto a nivel interno como en el ámbito internacional. En este contexto, la administración de Gustavo Petro ha sido objeto de fuertes críticas por parte de la revista The Economist que señala falencias en su gestión y la califica como deficiente, ambigua y caracterizada por retrocesos significativos.
El panorama se complica aún más con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que está generando un endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos y una mayor presión sobre Colombia para controlar el flujo de migrantes. En este escenario, el gobierno de Petro enfrenta el desafío de equilibrar la cooperación con Washington y la soberanía en su política migratoria
Retroceso en las políticas migratorias
Uno de los principales señalamientos de The Economist es el retroceso que ha experimentado la política migratoria colombiana bajo la administración Petro. A diferencia de gobiernos anteriores, que implementaron estrategias de protección y apoyo a los migrantes, el actual gobierno ha limitado significativamente las opciones de regularización.
El nuevo esquema de regularización anunciado es tan restrictivo que solo un pequeño porcentaje de migrantes podrá beneficiarse, lo que deja a miles de personas en una situación de vulnerabilidad. Además, no se han tomado medidas concretas para garantizar el acceso de los migrantes a derechos básicos como salud, educación y empleo, lo que ha incrementado la precariedad en la que viven muchas familias.
Este enfoque restrictivo contrasta con la política adoptada por administraciones anteriores, que facilitaron la regularización de los migrantes venezolanos a través del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV). La falta de continuidad en estas estrategias ha generado incertidumbre entre la población migrante y ha debilitado la capacidad del Estado para manejar la crisis.
Falta de liderazgo frente a la xenofobia
Otro aspecto crítico señalado por The Economist es la creciente xenofobia en Colombia y la falta de una estrategia clara por parte del gobierno para contrarrestarla. Según encuestas recientes, cerca del 70% de los colombianos cree que la migración está relacionada con un aumento en la criminalidad. Este sentimiento ha llevado a un clima de rechazo hacia los migrantes, lo que dificulta su integración y aumenta las tensiones sociales.
A pesar de este panorama, el gobierno de Petro no ha promovido una narrativa efectiva para combatir la xenofobia. The Economist compara su falta de acción con el liderazgo mostrado por otras figuras políticas, como el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, quien ha enfatizado la importancia de resaltar los beneficios de la migración y promover la convivencia pacífica entre colombianos y migrantes.
La ausencia de una estrategia clara para combatir la desinformación y los prejuicios en torno a la migración ha permitido que el discurso antinmigrante gane fuerza en el país. Esta situación podría agravarse si no se toman medidas para generar mayor conciencia sobre los aportes de la población migrante a la economía y la sociedad colombiana.
Descontrol en las fronteras y permisividad con pasos ilegales
El manejo de las fronteras es otro de los puntos en los que The Economist señala deficiencias en la administración de Petro. Desde julio de 2024, la llegada de migrantes ha aumentado significativamente, pero las cifras oficiales son poco confiables debido a la falta de control en la frontera con Venezuela.
El reportaje destaca que la frontera está plagada de "trochas" o pasos ilegales, lo que permite el ingreso de migrantes sin ningún tipo de registro. Esta falta de control ha dificultado la implementación de políticas migratorias efectivas y ha contribuido a la percepción de caos en la gestión migratoria.
El desorden fronterizo también ha favorecido la proliferación de redes de tráfico de personas y actividades ilegales relacionadas con la migración. Sin una política clara de control y vigilancia, el gobierno colombiano se enfrenta a un problema que podría intensificarse en los próximos meses, especialmente si no se establecen mecanismos de cooperación con los países vecinos.
Los escenarios a los que se enfrentará Colombia
Ante este panorama, Colombia se encuentra en una encrucijada migratoria con tres posibles escenarios:
Mayor cooperación con EE.UU.
Si el gobierno colombiano opta por fortalecer su relación con Washington, deberá endurecer sus políticas migratorias para frenar el flujo de migrantes hacia el norte. Esto podría significar un aumento en las deportaciones y restricciones más estrictas para el ingreso de nuevos migrantes. Sin embargo, esta medida podría generar rechazo social y protestas en Colombia, especialmente entre sectores que abogan por una política migratoria más humanitaria.
Soberanía migratoria con enfoque humanitario
En este escenario, Colombia asumiría un rol más independiente en la gestión migratoria y buscaría garantizar los derechos de los migrantes sin depender de la presión de Estados Unidos. No obstante, el principal desafío sería la falta de recursos para sostener estas políticas a largo plazo, lo que podría afectar su viabilidad.
Colapso institucional y social
Si la crisis migratoria sigue creciendo sin una estrategia clara, el país podría enfrentar un colapso en sus sistemas de salud, educación y empleo. Esto aumentaría la xenofobia y la inestabilidad social, generando un escenario de crisis que dificultaría aún más la gobernabilidad.
El reto de Petro frente a Trump
Así las cosas, Colombia empezará muy rápido con una presión aún mayor para frenar el flujo migratorio sin afectar su relación con Washington. Trump ha sido un firme opositor a la migración y está implementando políticas más severas para evitar la llegada de migrantes a territorio estadounidense.
Ante este contexto, el gobierno de Petro debe encontrar un equilibrio entre la cooperación con Estados Unidos y la protección de los derechos de los migrantes. Si no logra definir una estrategia clara y efectiva, Colombia corre el riesgo de quedar atrapada en una crisis migratoria sin precedentes, con graves consecuencias políticas, sociales y económicas.
En definitiva, la gestión migratoria de Gustavo Petro ha sido severamente cuestionada por The Economist, que advierte sobre la falta de planificación y liderazgo en un tema crucial para la estabilidad del país. El desafío ahora es definir una estrategia que permita enfrentar la crisis sin perder autonomía en la política migratoria y sin comprometer la relación con sus aliados internacionales.
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