En la galería Beatriz Esguerra se inauguró la semana pasada en Bogotá una muestra de la mejor ceramista del país: Carol Young, una uruguaya que llegó a Colombia con su mundo en la cabeza. La exposición se llama Objetos para contemplar y son casi todos relieves geométricos que desafían la naturaleza del material. Estos nuevos trabajos parecen obras en metal. Me gustan los circulares porque cierran el camino a unas formas definidas y concretas. Las otras siguen más la intuición de la artista que reinventa en ese material primario con antecedentes ancestrales, imágenes internas o naturales que buscan en su interior una cierta flexibilidad, una evocación marina o el remanente de algún esqueleto prehistórico. Su manejo del material es increíble y el resultado del proceso refleja un control exacto.
Hasta hoy la Galería el Museo tiene una exposición que tituló: Del sujeto al objeto. De la tradición escultórica a la contemporaneidad, donde 60 artistas de varias nacionalidades muestran los cambios que aparecen con los tiempos. Es una colectiva interesante.
William Kentridge, Shadow Figure IV,2010,bronce pintado con óleo
A la escultura la representan nombres como Edgar Negret, Eduardo Ramírez Villamizar Hugo Zapata o el sudafricano William Kentridge donde este artista trata sin mucho éxito de reflexionar sobre en dibujo en tres dimensiones en bronce. Algo que tan vez por el material, la figura y su denuncia permanente de apartheid resulta pesada y confusa. Lástima porque se trata de una gran artista que, a propósito, en semana del 20 de septiembre presentará una obra de teatro en el Jorge Eliecer Gaitán. En el otro extremo de la misma cuerda se encuentra la obra de Camilo Bojacá que realiza su obra con lámina mina y grafito. Una especie de estructura donde los andamios que representan una estructura que crece a medida que se va necesitando en la construcción y las minicasas guardan la fragilidad de la línea en el objeto-dibujo. Creo que a su obra le sobra la naturaleza muerta. No dice nada y adorna.
Vicky Neumann, Jarrón chino, 2017, mixta sobre porcelana
Por otro lado, se encuentra el jarrón chino de Vicky Newman. Sus porcelanas intervenidas siempre tienen una gracia y un atrevimiento especial. No trasforma la utilidad del objeto sino que lo interviene con otros elementos que hacen de su trabajo algo especial. Lo pinta sin que la porcelana pierda toda su dimensión. Lo utiliza como florero pero al mismo tiempo niega la posibilidad con el abrupto objeto que acompaña las flores y sus manijas innecesarias contradicen el material del jarrón. Una nueva historia del objeto.
Elsa Zambrano, Frida Kahlo,2017, 31 x 5 x 15 cm
La caja de Elsa Zambrano, como siempre es una alegoría a la pintura, esta vez se trata de la obra de la mexicana Frida Kahlo, como siempre se mira a sí misma en medio del sufrimiento corporal. Las dos Fridas se ayudan a vivir y se matan. Los corazones laten y se detienen. El desafío de su agonía y su amor se reúnen en una sola tristeza. Además, Elsa Zambrano apoya su mexicanidad con las dos mesitas donde propone la importancia de lo popular.
Fredy Clavijo pone en evidencia la realidad venezolana con sus bidones de plástico sin uso porque ya no son contenedores de agua o gasolina. Esos objetos con agujeros en círculos muestran la sistemática desaparición del mundo del negocio informal en la frontera con Cúcuta. El objeto es una sátira política.
