La llegada de la barranquillera Yaneth Giha a la dirección de Colciencias, comenzando el segundo gobierno Santos, fue inesperada. Copartidaria del Partido de la U, venía del sector de defensa y la comunidad científica esperaba alguien de trayectoria, después de cinco fallidos directores en solo cuatro años. Llegó a reemplazar a la ingeniera industrial manizalita Paula Marcela Arias, quien fue retirada abruptamente del cargo por haberse atrevido a denunciar un recorte de $135 mil millones del ya magro presupuesto de Colciencias.
Yaneth Giha asumió el cargo con la misión gubernamental de aplacar las aguas. Esperó al 2015 para realizar los cambios en cargos directivos, aunque sostuvo a personas como Liliana Maria Zapata, de la secretaría general, que terminó convirtiéndose en una de las funcionarias de confianza. Pero quien sí sería realmente su mano derecha llegó en enero de 2015: el economista paisa, con experticia en innovación tecnológica, Alejandro Olaya, que, además, contaba con el respaldo de la U. Su habilidad política unida a una gran ambición pronto brillaron en la entidad. Se metió al bolsillo a Giha y junto con la secretaria general armaron una potente tríada. La confianza tomó ribetes tan insospechados que en junio de 2016 Giha les delegó la contratación de la entidad a través de la resolución 429 de 2016.
Alejandro Olaya se la tomó en serio. Cogió las riendas administrativas de la entidad y empezó a gastar. Llama la atención el interés por los eventos con sus gastos asociados en viajes, reuniones, servicios de catering y todo el componente logístico, lejos del propósito misional de Colciencias. Y con único contratista: P&S Solutions –Punto y seguido SAS-. Solo en 2016 la empresa firmó por lo menos cinco contratos que sumaron $4.087.495.689. Uno de estos contratos, firmado en febrero por $429 millones para llevar a cabo la Feria y Encuentro Internacional de Avances, Desarrollos y Experiencias en Ciencia Tecnología e Innovación en la Biodiversidad del Sur, que se realizó en Manizales en abril. Esta contratación fue adelantada tanto por Olaya como por Giha.
P&S solutions es una empresa catalogada como pequeña en su registro de Cámara de Comercio, con Pablo Ariza Álvarez como único socio y representante legal y constituida el 2 de julio de 2013 con la experiencia adquirida en los cinco años como gerente de eventos de Oce & Marketing. La dirección registrada es de una modesta oficina en el barrio La Estrada, un sector comercial en la Carrera 69 y calle 68 en Bogotá. Su casi que único y gran cliente es Colciencias, con la contratación iniciada en 2016.
La suerte corrió en favor de Alejandro Olaya, que aunque empoderado de facto, logró su aspiración mayor: ser el director de la entidad. Promovida para ocupar el Ministerio de Educación en reemplazo de Gina Pardody, el 15 de noviembre de 2016 Yaneth Giha fue nombrada en la cartera, no sin antes asegurarse de dejar encargado a su subdirector y mano derecha. Olaya se sentó en la silla de la dirección convencido de que terminaría el gobierno como director. Pero la comunidad científica se hizo oír en la Casa de Nariño.
El Presidente respondió con un nombramiento con todas las credenciales académicas y repatrió a un connotado científico: César Ocampo. Nacido en Armenia, pero formado en Estados Unidos a donde su familia se trasladó a vivir cuando era un niño de dos años.
Ocampo atendió el llamado y con espíritu patriótico empacó maletas y regresó a Colombia a dirigir la entidad rectora del sistema de ciencia y tecnología del país, con la ilusión de proyectar a Colciencias internacionalmente.. El propio presidente Santos lo posesionó en marzo de 2017. Era para entonces el séptimo director de la entidad en los siete años del gobierno, pero sin duda Santos buscaba, con Ocampo, dar una señal distinta a la comunidad científica.
El aterrizaje del quindiano en la entidad no fue fácil. Los sueños se ensombrecieron pronto. Desde el primer día se topó con los obstáculos de un subdirector empoderado, acomodado en sus cinco meses de encargo y muy inconforme frente a la realidad de tener que reportarle a un nuevo jefe. Con la resolución 429 en la mano, le declaró la guerra.
César Ocampo tenía claro que sus propósitos sólo podrían cumplirse si retomaba las obvias funciones de un director y que su antecesora le había entregado al subdirector. Necesitaba también realizar algunos cambios directivos. Pero Olaya se movió rápido. Buscó el respaldo de su amiga ministra y ganó el pulso. El mensaje de la Casa de Nariño para Ocampo fue claro: no podía tocar la estructura directiva de la entidad en la que el subdirector y además jefe de la oficina de planeación, seguiría reinando con todo el poder de la contratación en sus manos.
Y lo ejerció sin pudor, a pesar de tener un jefe por encima. El 2017, en plena tensión, fue otro gran año para Ariza y su empresa P&S Solutions. Logró contratos para eventos, seminarios y la administración de proyectos por $4.336.076.421.
Entre tanto, el director decidió jugarse el todo por el todo, en un intento definitivo por dejar de seguir maniatado por el subdirector Olaya. Se propuso dar la batalla jurídica y proyectó una resolución con la que se devolvía las funciones a la dirección y poder tomar las riendas integrales de la institución. Pero fracasó en el intento. La batalla estaba perdida. La ministra Yaneth Giha fue lejos y consiguió que el propio presidente Santos destituyera a César Ocampo, arguyendo incompetencia administrativa . El 10 de enero de 2018 firmó el decreto que lo declaraba insubsistente. Alejandro Olaya recibió el aguinaldo y ese mismo día fue nombrado director. Fue, precisamente, la ministra de Educación, sin que le correspondiera hacerlo, la que posesionó a Olaya, porque Colciencias es del resorte de Planeación Nacional, quien en una rueda de prensa hizo público la decisión. Alejandro Olaya sería el noveno director de Colciencias de la era Santos.
Durante seis meses, hasta el cambio de gobierno, el 7 de agosto de 2018, Alejandro Olaya pudo ejecutar con amplitud el jugoso contrato con S&P solutions por $3.163 millones firmado con Pablo Ariza, en diciembre de 2017, con una duración de cuatro años.
Alejandro Olaya dice no recordar la firma S&P Solutions ni a su director Pablo Ariza, a pesar de los miles de millones contratados durante los más de dos años que tuvo bajo su control la ordenación del gasto de Colciencias y de haber asistido a la condecoración de Ariza en el marco de la Quinta reunión de ministros y altas autoridades de ciencia y tecnología celebrada en Medellín el 2 y 3 de noviembre de 2017 promovida por la OEA. Sin duda, un contratista, más que reconocido no solo en la entidad sino entre las entidades participantes en los eventos organizados por su empresa. Olaya no lo tiene registrado en su memoria.
Son solo cuatro años los que han pasado desde entonces. Con el cambio de gobierno éste salió de la dirección Colciencias, y después de un corto periplo de cuatro meses en la Universidad de Susse, Inglaterra, Olaya regresó a su tierra y el 14 de mayo de 2019 fue nombrado nuevo gerente Seccional de la ANDI en Antioquia y Gerente de Innovación y Emprendimiento de la Asociación a nivel nacional.
Sin embargo, Pablo Ariza con su P&S quedó atornillado en Colciencias y los contratos no se detuvieron en el recién nacido Ministerio de Ciencias, en su atropellado arranque. Aunque el monto de la contratación ha disminuido, éste sigue siendo considerable y llama mucho la atención por la naturaleza del mismo en una entidad con tanta responsabilidad y tan poco presupuesto.
Entre los años 2019 y hasta mediados de 2021 ha firmado cinco contratos por valor $4.953.044.076 con el Ministerio de Ciencias, ahora en cabeza de Tito José Crissien, el polémico ex rector de la Universidad de la Costa, quien logró el cargo gracias al último acuerdo del presidente Duque con la clase política, como cuota del Partido de la U y en particular del senador barranquillero David Name.
Los recursos derrochados en eventos, caterings, participación en reuniones internacionales y múltiples actividades por fuera de la investigación científica, que tiene poca proyección se mantienen en una lánguida institución que sigue con su magro presupuesto, de los cuales más de $13 mil millones se han ido en los contratos de S&P Solutions.