El Partido Liberal y César Gaviria han rondado al alcalde Daniel Quintero en su trasegar en el sector público. En 2015, después de sus estériles aventuras políticas electorales en Bogotá, Quintero fue nombrado director de Innpulsa, la Agencia de emprendimiento e innovación creada en el 2012, dependiente del Ministerio de Comercio entonces en cabeza de Sergio Díaz Granados. Esta primera entrada en la función pública tuvo un doble respaldo: primero, el del liberalismo y de César Gaviria en la coalición de gobierno de Juan Manuel Santos, clave para sacar el acuerdo de paz adelante en el Congreso y; segundo, el del cacique paisa y congresista, también liberal, Iván Darío Agudelo, quien ha sido el gran respaldo político de Quintero a lo largo de su carrera.
Pero apenas unos meses después, Quintero saltó al viceministerio de las TIC, entonces en cabeza de David Luna, amigo y socio político de Simón Gaviria, hijo del expresidente. Fue justamente durante su paso por el Ministerio de las TIC cuando Quintero se acercó a los Castaño de Caldas, principalmente a Iván Darío Castaño. Mientras estuvo en el viceministerio, Castaño, ingeniero electrónico, trabajó como director de Desarrollo de Industria TI, un área que dependía directamente de Quintero.
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De esa relación laboral quedó una buena amistad y así quedó demostrado cuando Daniel Quintero, en medio de los cuestionamientos por los cambios directivos en Ruta N, uno proyectos más cuidados de Medellín, importó a Castaño para que dirigiera el programa digital bandera, la Ruta N. Además de su vieja relación, este tenía en su haber ser hermano del senador liberal Mario Castaño, investigado actualmente por la Corte Suprema de Justicia y acusado de ser el cerebro de una red criminal que cobraba coimas en todo el país a cambio de direccionar la contratación pública. Se convertía asi en el tercer director de Quintero en apenas doce meses.
Ruta N es la entidad estrella de la alcaldía de Medellín, creada en 2009 para gestionar y potenciar los proyectos de innovación en la ciudad durante la administración del entonces alcalde de Medellín, Alonso Salazar, en compañía de UNE y EPM. Su papel en la transformación de la ciudad, ha merecido varios reconocimientos, incluyendo el ser seleccionada en 2018 por Fast Company como una de las empresas más innovadoras del mundo, y a la ciudad de Medellín como la más innovadora del mundo en 2013 por City of the Year.
Por allí había pasado Juan Andrés Vásquez, nombrado en marzo de 2020 pero en menos de seis meses Quintero le solicitó la renuncia. Vásquez se enteró por la radio del nombre del nuevo director, Javier Darío Fernández, nombramiento que motivó la renuncia de siete miembros de la junta directiva en protesta por no haber sido consultados y enterarse del cambio por la radio, desconociéndose el conducto regular y estatutario que ordena que el nombramiento debe hacerse a través del órgano rector. Solo permanecieron en la junta el delegado de la Alcaldía y un vicepresidente de EPM.
Con tres maestrías en los Andes, Toronto y España, el perfil técnico de Iván Darío Agudelo hizo que su nombramiento fuera bien recibido en un principio en la ciudad. Sin embargo, muy pronto cambió esa percepción y en Ruta N parece estar campeando la contratación desmedida y el clientelismo.
Entre su posesión, el 15 de abril de 2021, y febrero de 2022, como director de Ruta N Castaño ha firmado contratos por $15.788 millones. Ha llamado la atención tres contratos de comunicación, mercadeo y publicidad que ha firmado en estos once meses por valor $1.303 millones.
El segundo mayor contrato de Ruta N durante la dirección de Castaño, es suscrito en junio de 2021, por valor de $834.785.511 es con Acomedios Publicidad y Mercadeo, suscrito en junio 22 de 2021, para “llevar a cabo actividades relacionadas con publicidad para la creación, conceptualización, desarrollo e implementación de estrategias de mercadeo, comunicaciones y marketing digital”.
Cinco meses después, firmaría con Optima TM, un grupo de comunicaciones, un contrato por $307.020.000 para el “diseño y formulación de los procesos de apropiación de la estrategia de reindustrialización de Medellín y el área metropolitana del Valle de Aburrá”, y unos días después, el 30 de noviembre, se firmó otro contrato esta vez con Vallas y Avisos, por valor de $161.815.010, para producir e instalar nuevos artes y nuevas estructuras.
Se destaca también el contrato de consultoría por $300 millones firmado con la empresa Blaster Diseño, “para conceptualizar, priorizar y prototipar los servicios de futuro que podría prestar EPM y sus fundamentales construyendo escenarios a corto plazo considerando las tendencias regulatorias tecnológicas y de consumidor incluyendo referencias de otras empresas de servicios que hayan tenido que cambiar o ajustar su rol o portafolio de servicios para sus clientes”. Una actividad, que le corresponde, si es del caso, realizarla a la misma EPM, quién cuenta con recursos para este tipo de estudios sin afectar el presupuesto de Ruta N.
Daniel Quintero ha sabido cultivar sus relaciones políticas y el Partido Liberal ha sido fundamental para ello. Iván Castaño, a pesar de su perfil técnico, ha sido parte del bandazo notorio de Ruta N donde las relaciones políticas y los pagos de favores mandan.