Nos encontramos en un momento histórico que nos invita como sociedad a movilizarnos y exigir un verdadero cambio para el país, una transformación con justicia social que nos lleve a una era definitiva de paz. Es que la paz no son negociaciones con grupos armados o sentarse en una mesa, eso es el comienzo apenas, la paz va más allá de un diálogo entre contrincantes o rivales. La paz es tener políticas públicas que ayuden al más vulnerable y que no enriquezca más y más al adinerado, que desde ese puesto privilegiado nos mira desde hace años, una transición a una era de justicia social donde se reivindiquen derechos a aquellos que históricamente han sido excluidos y abandonados por el estado.
Desde el 28 de abril en medio de una pandemia el país se está moviendo al calor de las masas que han salido diariamente a expresar su inconformidad con un gobierno que ignora por completo las necesidades de la gente, un gobierno que vive en una burbuja, aislado entre las paredes de la Casa de Nariño y un estudio de televisión. Lo que hemos visto como resultado de estas manifestaciones es el poder de represión y violencia estatal en sus niveles más altos, es que es inconcebible que una ciudad como Cali se haya convertido en zona de guerra donde nunca cesa la horrible noche por más de una semana, y que el estado se encargue con ayuda de los medios de comunicación de criminalizar, estigmatizar la protesta social y nos llamen vándalos a todos los que salimos a las calles.
Las cifras dan más de 950 desaparecidos y más de 35 muertos en lo que va de este paro nacional, cifras que son superiores a Chile en el 2019; una muestra más de que estamos en un régimen autoritario y violento que no respeta la vida y dignidad humana en todos sus aspectos, y que es un estado social de derecho solo en las letras de nuestra constitución.
Es por eso que el papel de la juventud en estos momentos ha sido determinante, es que ya no queremos vivir con un salario mínimo que no nos alcanze para nada y que en las cuentas de este gobierno es más que suficiente, necesitamos más empleo, más inversión en educación, en salud, en cultura, en deporte, ciencia, pero la respuesta son inversiones exorbitantes en armamento, misiles, tanques y armas, nos quieren condenar a una guerra que ha trascendido por generaciones y que han vivido nuestros padres, abuelos, etc. La tarea desde ahora es votar bien y saber elegir a quienes nos representan, elegir a personas que representen los intereses del pueblo, no sus intereses banales. Sepan que esta generación no quiere seguir condenada a la violencia y es la que se encargará de cambiar el rumbo de este país. Esta es la generación que quedará en la historia por rebelarse ante tantas injusticias y abusos.
"Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo, nadie" (Jaime Garzón).