El derecho de Colombia a ser neutral en la guerra entre Israel y Palestina
Opinión

El derecho de Colombia a ser neutral en la guerra entre Israel y Palestina

¿Debemos convertirnos en áulicos de alguno de los bandos que aplican la ley del talión para resolver sus diferencias?

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octubre 18, 2023
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He escuchado y leído con atención las posturas del jefe de Estado colombiano que se niega a tomar partido por los genocidios y exterminios que, de lado y lado, se han venido suscitando con suma crueldad entre Israel y la Palestina del grupo Hamás. Para el presidente Petro, “La única manera para que los niños palestinos duerman en paz es que los niños israelíes duerman en paz. La única manera para que los niños israelíes duerman en paz es que duerman en paz los niños palestinos. (…)”

Sin embargo, el derecho de Colombia a ser neutral se ve minado por presiones domésticas y de actores internacionales, como el embajador de Israel en Colombia que busca sencillamente, darnos una “reprimenda”, para obligarnos a tomar partido en su conflicto.

Desde el punto de vista geopolítico comparto que Colombia se mantenga Neutral no solo por la influencia de paz que podemos construir en la región, sino porque, el compromiso de Petro fue precisamente, no empujar nuestro país a la guerra y al respecto, las hipótesis de guerra o conflicto que nos rodean, aunque no las veamos con facilidad, nos exigen más bien, obrar con prudencia y declararnos neutrales.

No olvidemos, por ejemplo, que somos la punta inferior de un trapecio conformado en el mar Caribe por la dictadura de Nicaragua apoyada por Rusia y que busca usurparnos el mar en el meridiano 82. De ese punto y en línea recta, puede hacerse un trazado imaginario que conecta intereses y aliados de Nicaragua con la dictadura de Cuba, que con su influencia y protagonismo se comunica en línea vertical, contra viento y marea, con la dictadura de Venezuela.

Ahora bien, nuestro vecino Nicolás Maduro no fue derrocado por el cerco diplomático de Duque, ni por la desestabilización provocada por Trump. Por el contrario, con ingentes riquezas, Venezuela ha conformado un sistema de relaciones internacionales poderosas con el que ha conseguido que grandes contradictores de EE. UU., como la República Islámica de Irán, se asienten en Venezuela con millonarios intercambios económicos, comerciales, energéticos, científicos y tecnológicos.

A todos los que se rasgan las vestiduras por no ver a nuestro jefe de Estado tomar partido por Israel, los invito a pensar si quieren tener un vecino peligroso como Irán, pues Venezuela, podría servir de comodín para importar una hipótesis de guerra que le conviene a Rusia, a China, a Cuba e Irán. No olvidemos que Irán es potencia nuclear y, además, frontal enemigo de Israel y patrocinador del terror sembrado por Hamás.

La primera visita oficial a Suramérica durante este año, por parte de Seyed Ebrahim Raisi presidente de la República Islámica de Irán, no solo fortaleció los lazos con los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba, sino que conformó un bloque ideológico por lo que denominan una agenda común: "(…) nuestra posición y la de estos tres países es oponernos al imperialismo y al unilateralismo”

Ahora bien, por primera vez nuestro Estado intentará asumir un papel de liderazgo e independencia dentro del sistema de relaciones internacionales y debe ser consecuente con ello, porque Colombia, a diferencia de la República Islámica de Irán, Palestina e Israel, está tratando de construir una justicia restaurativa, una justicia transicional que se produce desde la verdad y que, acompañada de los tratados de derecho internacional humanitario, tratará de construir y encontrar una paz negociada.  

Como sabemos la ley del talión, los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario (DIH) son tres conceptos distintos que versan sobre la forma como se debe ministrar justicia en cuanto a su aplicación, principios y enfoque.

La ley del talión comprende una teoría de justicia retributiva o de la pena, que sustenta la sanción como una consecuencia proporcional, moralmente aceptable frente al delito, es decir, condenar al victimario a soportar el mismo sufrimiento que la víctima.

En otras palabras, es un ajuste de cuentas a manos de la justicia retributiva que busca crear un escarmiento para ministrar una consecuencia equitativa. Su nombre más popular, “Ojo por ojo, diente por diente” emerge nada más y nada menos, sin perjuicio de lo que dicta al respecto el viejo testamento; de la ley de Moisés, Deuteronomio 19: 19 -21, “(…) cobren ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, y vida por vida (…). Como pasó en los bombardeos y masacres a Jerusalén y a la Franja de Gaza.


.Colombia busca en su conflicto interno no la retaliación a favor de las víctimas, si no su restauración desde el perdón, para que no se produzcan más ciclos de violencia


Colombia, por el contrario, busca en su conflicto interno no la retaliación a favor de las víctimas, si no su restauración desde el perdón, para que no se produzcan más ciclos de violencia. Israel y Hamás no aplican ni promueven los derechos humanos, el derecho Internacional Humanitario (DIH), ni las normas que diferencian la crueldad de lo que es necesario para que un ejército pueda vencer Ius in bello y tampoco aplican el derecho que establece cómo se puede hacer la guerra, ius ad bellum, cuando se amenaza la paz o se debe repeler una agresión conocida como legítima defensa.

Entonces, ¿por qué Colombia tiene que apartarse de esta batalla que lidiamos como nación por un sistema de verdad, justicia y garantía de no repetición que tanta sangre nos ha costado? ¿Debemos convertirnos en áulicos de alguno de los bandos que aplican la ley del talión para resolver sus diferencias?, ¿no fue eso precisamente lo que nos generó el paramilitarismo, el terror del collar bomba, el reclutamiento de menores por la guerrilla y crímenes de Estado o falsos positivos entre tantos otros horrores? ¡Tenemos el derecho y el deber a ser neutrales!

@Hombrejurista

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