El departamento del Cesár, y más exactamente en el municipio de Codazzi, se ha convertido en un infierno para los animales en situación de calle por falta de políticas públicas y campañas de bienestar animal por parte de la alcaldía de Hernán Eduardo Baquero Rodríguez, cuya administración no cumple a cabalidad con leyes de protección y bienestar animal, tal como la como la Ley 2054 de 2020 que establece que: “Todos los Alcaldes municipales y de distritos deben crear centros de bienestar animal para los animales domésticos, así como la de prestar apoyo a los refugios y fundaciones y fomentar iniciativas para la protección y bienestar de los animales”
Un caso tan emblemático como vergonzoso en éste municipio de Codazzi se vive en la Finca el Toro donde más de 15 perros sufren desnutrición crónica, sin atención veterinaria ni alimentos suficientes, lo que constituye una muestra alarmante del abandono que enfrentan muchos animales en la región. Esta situación también plantea una preocupación de salud pública, pues en el mercado de Codazzi se ha reportado la presencia de animales vagabundos, agravando las condiciones sanitarias y exponiendo tanto a los animales como a los habitantes a posibles enfermedades zoonóticas.
El municipio de Pueblo Bello, tampoco es ajeno a éste incumplimiento de la Ley 2054, la alcaldía de Alfredo Bohórquez Gallardo, tampoco prioriza la defensa de la vida animal, ni lleva a su municipio a ser garante de estas leyes, dejando al departamento como ejemplo de falta de gestión y voluntad política para avanzar. A estas alcaldías, a muchas otras porque infortunadamente el atraso es regional, y a la gobernación, les cae gran parte de la responsabilidad de ser un territorio infierno para los animales.
Basta recorrer cualquier rincón del César y del Caribe Colombiano para constatar el estado vergonzoso de atraso, la falta de cultura en tenencia responsable de animales, la falta de inversión en políticas públicas animalistas, la falta de visión para jalonar procesos que articulen bienestar animal con turismo, campañas de concientización, y urgente articulación con fundaciones y voluntariados de albergues, que luchan a diario por el sustento económico.
Desde la sociedad civil se le hace un llamado a la gobernación del César y a los alcaldes de los municipios para que cumplan con las leyes ,normas y programas de bienestar animal, entendido ésto como un asunto de dignidad y de defensa de la vida. También, como un tema que va más allá y se ubica en la agenda económica, pues cada día crece más el turismo libre de maltrato animal
Por otro lado, en Valledupar, a pesar que dentro de su plan de desarrollo municipal se contemplan políticas públicas de bienestar animal, la alcaldía de Ernesto Orozco, evidencia una falta de sanciones contundentes y la ineficacia de campañas sobre el respeto a los seres vivos, ya que se han reportado casos de violencia explícita contra animales que indignan a la comunidad. Uno de los más importantes ocurrió cuando un sujeto atacó brutalmente a un perro, demostrando la normalización del maltrato, sin que ningún ente oficial tomara las acciones pertinentes para sancionar al agresor.
En la loma, otra localidad del municipio de El paso, el Alcalde Jesús Ortíz Cervantes, es indiferente ante el abandono de animales, ya es cotidiano ver perros y gatos deambulando por las calles en busca de comida, expuestos a atropellos y enfermedades. Las comunidades rurales requieren y exigen atención por parte de las administraciones municipales que cumplan con la Ley 2054 que los obliga a tener políticas de bienestar animal dentro de sus alcaldías para solucionar este problema de salud publica que afecta tanto animales como a los humanos.
No todo estará perdido si la sociedad civil presiona desde sus organizaciones para que estas alcaldías asuman su responsabilidad de cumplimiento de leyes, con rigor, y de avance rápidamente en la protección de la vida animal. Es urgente sacar al Caribe de la lista de departamentos verguenza en su relacionamiento con los animales, especialmente los domésticos.