La pandemia de la COVID-19, producida por un coronavirus, demuestra la fragilidad del ser humano, pero además descubre los mezquinos intereses de grandes capitalistas y potentados que están detrás de los mandatarios, usufructuando las riquezas y moldeando las decisiones. El mundo no será igual después de esta pandemia y las consecuencias sociales, económicas y políticas serán devastadoras y podrían cambiar la geopolítica a nivel global. La incógnita es cuál de las potencias y grupos económicos serán los ganadores. Los países subdesarrollados seguirán siendo los "conejillos de Indias", destinarios de las pruebas destructivas y de dominación. En Colombia, el Gobierno debe poner los intereses de sus habitantes por encima de esos grupos económicos y la población debe acatar a las autoridades sanitarias para salir lo mejor posible de la terrible amenaza.
Existen muchas descripciones sobre la creación en laboratorio de virus capaces de producir enfermedades como arma económica o de destrucción masiva, de donde se tejen hipótesis conspirativas sobre el origen de la COVID-19, que tomó por sorpresa a los gobiernos, sin vacuna ni remedio. El senador estadounidense Tom Cotton dijo en febrero pasado que el virus podría haberse originado en un laboratorio de bioseguridad de Wuhan, lo que fue refutado por los científicos. El presidente norteamericano Donald Trump se refirió al patógeno como “el virus chino". A pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda no vincular un virus con una zona o grupo, el gobierno estadounidense se sigue refiriendo al coronavirus "chino" o el "virus de Wuhan", como lo hace su secretario de Estado, Mike Pompeo.
Los chinos responden: "Podría haber sido el ejército estadounidense quien trajo la epidemia a Wuhan", manifestó Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, el 12 de marzo. Zhao adjuntó un video del director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., Robert Redfield, reconociendo ante el Congreso que algunas muertes por gripe en el país podían haberse debido al nuevo coronavirus. "¡Sean transparentes! ¡Hagan pública la fecha! EE.UU nos debe una explicación", señaló Zhao. Una delegación de EE.UU estuvo en Wuhan en octubre de 2019 en la celebración de los Juegos Mundiales Militares. A finales de febrero, el científico Zhong Nanshan manifestó que "la epidemia apareció en China, pero no necesariamente se originó en el país". El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, al rechazar la ayuda de EE.UU dijo: “¿quién con dos dedos de frente confiaría en ustedes para traer medicación? Posiblemente su medicina sea una forma de extender más el virus".
El tema de la conspiración ha escalado tanto que con "fake news" hicieron creer que el filósofo estadounidense Noam Chomsky había acusado que "EE.UU necesitó estallar el COVID-19 para no perder la supremacía mundial ante China", cuyo “artículo” apareció en el portal Lechuguinos. La contención del virus por China hace variar a gran velocidad el tablero de ajedrez, porque va a fortalecer su economía y exporta ayuda a diversos países; pero EE.UU no se detiene, pues con sus políticas imperialistas, aún “en tiempos del coronavirus”, continúa lacerando las economías y agrediendo a los países bajo su élite o busca reconquistar a sus neocolonias como con Venezuela. La película apenas comienza. ¿Amigos? ¡El ratón del queso!