El análisis simplista e irresponsable de muchos, en especial de la izquierda, es usar la lucha contra el imperialismo y el colonialismo para justificar al dictador de Bashar Al-Asad, es ignorar lo que significa ese apellido en la lógica monárquica y represiva que caracteriza y condena a la región en general. Negar su sanguinaria forma de gobernar solo por llamarle a ello "respeto a la soberanía" o lucha contra "el imperialismo Yankee" solo demuestra una ignorancia infinita.
Los pueblos se levantaron pidiendo derechos en nombre de su humanidad y dignidad, solo a los autoritarios esto les sonó amenazante y eligieron el destierro o el genocidio como destino para un pueblo con tal de mantenerse en el poder.
Pero no, tampoco se inserta la democracia por medio de los misiles, no se llevan los derechos en los paracaídas "Made in USA", luego de más de medio millón ¡500.000! de muertes, tampoco se cree que sean "los pobres bebés asesinados" o el "pueblo sirio" en general, lo que interesa o les motiva a Trump y a sus aliados a intervenir de esta forma en Siria después de 7 años, y con la excusa del uso de armas químicas. Acaso, ¿dónde estuvo la indignación con el uso de armas convencionales, contra las torturas en las prisiones, contra el exceso de la fuerza contra la población civil por parte del gobierno Asad?
Israel lleva años usando armas químicas contra la población civil palestina, y a nadie parece importarle, sí, es un doble rasero característico de los Estados Unidos, de perdonarle todo a sus amigos y condenar a quienes se oponen a sus intereses. EE.UU. lleva mintiendo consecuentemente ante las Naciones Unidas, ya pasó con Vietnam, Iraq, Libia y más... ¿quién va a creer hoy en el pastorcito mentiroso de este cuento? pero eso, que quede claro, no hace a Assad menos dictador, ni la opción más inteligente o viable para Siria.
Hoy, la Alianza Estados Unidos, Reino Unido y Francia se llenan la boca hablando de solidaridad con el pueblo sirio, mientras que sus medidas belicistas han de generan más desplazamiento, van a engrosar ya la cifra de más de 10 millones de desplazados, a los mismos que les han de cerrar las puertas y les dejarán naufragar en el mediterráneo. En este mar de sangre, culpables sí, pero culpables todos.
Así que la invitación es a cuestionarse su moralidad, que no indigne solo el uso de armas químicas, que nos indigne el asesinato de inocentes, ya sea en nombre de la democracia o a cuenta de los intereses de los dictadores.
¡Ah! Y como si no hubiese sido suficiente, el balón quedó en el lado ruso, y el mundo mira expectante, como si se tratase de un clásico entre dos grandes que no se jugaba desde 1962, y que esta vez se decide, como si fuese un juego, el destino no solo de lo que queda de Siria y su pueblo, sino de la supervivencia y la vida misma del mundo entero.
