El campeonato de Egan Bernal en el Tour de Francia, que se confirmó el pasado domingo 28 de julio de 2019 en París, es el triunfo más importante en la historia del deporte colombiano, sin duda alguna.
El Tour es la prueba más grande del ciclismo mundial, la más difícil, y no muy bien remunerada, como sí ocurre con los torneos de otros deportes.
Está en el mismo nivel del Campeonato Mundial de Fútbol y de los Juegos Olímpicos.
Esta es una competencia con el más alto grado de sacrificio de todas las existentes en espectro del deporte mundial.
Es una prueba con esfuerzo y desgaste hasta los límites de las resistencias del ser humano a lo largo de 21 etapas en largos y extenuantes llanos; en demoledoras y terribles montañas; al filo de espantosos abismos en las carreteras; con sometimiento a altísimas temperaturas de verano, al agua intempestiva, a vertiginosos vientos de costado y a las nieves pirenaica y alpina (como se registró el viernes 26 de julio).
Es una competencia con enormes riesgos para la salud, la integridad física y la vida de los ciclistas todos los días, sin contemplaciones, sin perdón para los más mínimos errores.
De esa magnitud es el triunfo de Egan Bernal, un muchacho surgido de la entraña popular que, con solo 22 años de edad, gana con solvencia el Tour, producto de su disciplina, de su perseverancia, de sus grandes cualidades y de su inteligencia.
Lo logrado este sábado 27 de julio de 2019 pasará a la historia como el acumulado de la lucha iniciada en 1983 en Francia por otros grandes del ciclismo colombiano, como Fabio Parra y Patrocinio Jiménez, y continuada por Lucho Herrera, Nairo Quintana y tantos otros, decenas y decenas de jóvenes del pueblo, esforzados y luchadores.
Nuestra historia deportiva así lo debe registrar. Homenaje debemos, en la persona del más novel, a todos los que han ido construyendo este camino, desde nuestra Vuelta a Colombia en Bicicleta, ganada en su primera versión por Efraín Forero Triviño (el ‘Zipa Indomable’), hasta ahora.
Porque el ciclismo, sin los aspavientos, la arrogancia y las millonadas de otras disciplinas, es el deporte nacional de los colombianos.
Ahora que los oportunistas de siempre no vengan a sacar pecho y a aprovecharse de este, el más grande logro del deporte nacional, que es de todo el pueblo colombiano.
Este año, además, quedará marcado en la historia como el de los latinoamericanos en Europa, pues ya el ecuatoriano Richard Carapaz ganó el Giro de Italia.
Ahora, la Vuelta a España espera a Esteban Cháves y a más colombianos.
Y abran paso, señores, que viene otro joven colombiano, Álvaro Hodeg, pidiendo pista y carreteras en el espectro del ciclismo mundial.