Si el crack del Everton no estaba en condiciones ¿para qué exponerlo a esta humillación? La cara pálida de James, desconcertada, como pidiendo perdón, después del error que le terminaría costando a Colombia el segundo gol contra Uruguay parte el corazón. James, desde el partido contra el Liverpool hace un mes ya no es el mismo. Físicamente se nota muy disminuido por esa lesión del sóleo. Un dolor crónico que no lo ha dejado en paz, que le impidió lucirse en el mundial de Rusia.
Ancelotti lo ha puesto a jugar a pesar de lo mal que está y Queiroz, en vez de darle unos días más de reposo y ponerlo a jugar en Quito, lo expuso al juego ríspido, efectivo, contundente de Uruguay. ¡Se vio tan pequeño James! Ni creó oportunidades y, además, se comió el segundo gol en una goleada sin atenuantes que deja muy mal parado a Queiroz.
Muy mal los dos jugadores del Everton. Ni hablar de lo de Jerry Mina. ¡qué mal momento! Sin distancia, inseguro, y, permitanme la palabra, casi que acabado. El equipo cometió errores saliendo, lo que evidencia un problema de concepto, de que los jugadores no tienen muy claro el mensaje del técnico.
Afortunadamente esta es una eliminatoria alcahueta y sólo basta ser mejor que Bolivia, Venezuela y Perú para clasificar. Es como ganarle unos Bolivarianos a Ecuador. Gracias a esa sinverguenzura, un mundial con 48 equipos, tenemos aspiraciones, pero qué mal juega la Colombia de Queiroz.