Hoy es un día más en Colombia, un día en que en las noticias sólo muestran atrocidades y hechos que parecen de una película de terror. A veces separar la realidad de la ficción parece una tarea titánica. Hoy es un día donde aparece en primicia el caso de Javier Ordoñez un abogado asesinado por unos policías, asimismo, en las últimas semanas hemos visto masacres por doquier y en los últimos meses vimos que unos soldados violaron a una niña indígena, y desde unos años vemos frecuentemente el asesinato de líderes sociales y de miles de jóvenes mal llamados “falsos positivos”.
¿Será que todos estos hechos son algunas “manzanas podridas” o tienen alguna sistematicidad? ¿Qué es lo que está sucediendo para qué pasen este tipo de hechos? ¿Existen incentivos para qué este tipo de hechos sigan ocurriendo? ¿Quiénes se benefician sembrando el miedo en la población? ¿Será que hay algunas personas que tengan intereses económicos y políticos detrás de estos hechos? No tengo las respuestas para estas preguntas, pero el inútil gobierno tampoco. Muchas de las tragedias comentadas se quedan en una frase de libreto sin resultados concretos “Vamos a investigar a fondo”, lo paradójico es que, si todas las investigaciones por crímenes que se cometen a diario en este país, se convirtieran en investigaciones científicas que aporten a la ciencia y tecnología de este país, sin duda seríamos una potencia mundial en investigación científica y no en masacres.
También cabe preguntarse, si el dinero que se invirtió en las 4260 pistolas taser que tiene la policía según el general Gustavo Moreno, se hubiera invertido en 4260 libros de inteligencia emocional o en cursos para los policías en resolución de problemas o en 4260 tabletas para estudiantes de bajos recursos; ¿no creen que tendríamos mejores resultados que los que tenemos hoy?
Otro punto clave en esta discusión es, ¿estamos preparados para dar ese salto cualitativo en políticas públicas, en una desinversión a la guerra y mayor inversión a la ciencia, tecnología, investigación y cultura? En una desinversión a los combustibles fósiles y mayor inversión a las energías renovables. ¿Será que las manzanas podridas solo son unos cuantos agentes estatales que cometen actos reprochables; o también lo son los políticos corruptos que se roban el dinero de hospitales, colegios y obras de infraestructura? En qué momento vamos a empezar a cuantificar en vidas perdidas, el dinero robado de un hospital y las personas que dejaron de atender, o el dinero perdido en una obra de infraestructura que se hubiera podido invertir en universidades, colegios y vías. ¿Cuál es el costo de oportunidad simplemente por hechos como estos?
No tengo una respuesta para definir si son “manzanas podridas” o hechos sistemáticos, no obstante, tengo claro que Colombia no puede seguir así, viendo día a día que se derrama innecesariamente la sangre de miles de colombianos ante la mirada cómplice de un gobierno eunuco. ¿Es hora de un cambio de gobierno? ¿Es hora de un revocatorio? ¿Es hora de un cambio de constitución? ¿Es hora de reformas estructurales y de un cambio de mentalidad de los colombianos? O cuántas muertes más necesitamos para que nos demos cuenta de que la explicación de las manzanas podridas y las investigaciones infructuosas son insuficientes...