El periodismo, esa hermosa profesión creada para defender los derechos inalienables de cada individuo como lo son el de la verdad y la libertad, en este caso de prensa, sufre ahora, más que nunca, de exceso de poder y egocentrismo.
Dos acontecimientos actuales nos llevan a recapitular este secreto a voces. Si bien es cierto que en Colombia los grandes medios de comunicación se han pasado la batuta, de generación en generación entre las poderosas castas políticas del país y que gracias a esta doble condición, han podido moldear a la opinión pública a su antojo; también lo es que antes se hacía con decoro. No por esto dejando de ser grave.
Pero volviendo a la actualidad, hay en ella dos casos preocupantes que nos ponen de frente ante esta certeza. El primero es el enfrentamiento público que tuvieron la directora de la F.M Radio, Vicky Dávila y el director de la Aerocivil, Gustavo Lenis, por motivo de un problema en el aeropuerto La Nubia de Manizales. Al señor no lo defiendo, pero él no es motivo de estas letras. En cuanto a la periodista Dávila, me parece muy discutible la manera como trata a sus fuentes. Resulta peor que, en su paso por la Universidad Autónoma de Occidente de Cali, no haya aprendido la inmensa diferencia entre informar y opinar, formatos que aplica en un mismo momento. Situación gravísima para la opinión pública que, confundida, puede terminar aceptando los calificativos de Dávila; tan impropios del periodismo, como la verdad.
El segundo hecho polémico es auspiciado por Hollman Morris, defensor asiduo de la libertada de expresión quien, como lo comentó Daniel Coronell en su columna de la Revista Semana “(…) no está respetando la separación entre la administración y el contenido periodístico”. Morris, actual gerente de Canal Capital, medio público de Bogotá, habría transgredido la barrera entre lo administrativo y lo informativo, censurando los temas y entrevistados de Mauricio Arroyave, exdirector del programa ´El primer café`.
Ambos sucesos llevan a preguntarse, ¿qué tanto están actuando los periodistas desde su sentir y no desde su deber? De la respuesta a esta pregunta, depende gran parte del periodismo, esa profesión dada a la gente, hecha por y para la gente. Este oficio cuyo último fin es generar ciudadanos críticos, razonables y por sobre todo bien informados.
