No sé cuántos días de cuarentena llevamos desde que el presidente Iván Duque decretó cuarentena obligatoria para los habitantes de la nación colombiana.
Sea como sea, en ese lapso la economía colombiana y mundial se ha ralentizado, el dólar corre su inagotable carrera hacia los $5000, el peso colombiano se enarbola como la moneda más devaluada del mundo y los bancos, los grandes victoriosos, sacan provecho de las desgracias mundiales.
A la par, los grandes medios de comunicación, aliados de los bancos, masifican un supuesto beneficio de estos hacia sus usuarios y los intereses de estos se reproducen como bacterias del coronavirus en las deudas.
No es falso que la obligación del usuario queda congelada por tres meses, pero tampoco es falso que los intereses de estas deudas siguen acumulándose día tras día, dirigiéndose al capital de la deuda, produciendo no solo un gran aumento de las deudas a las pequeñas y medianas empresas que están padeciendo de ralentización económica, sino un aumento también de los intereses al finalizar estos tres meses del supuesto beneficio del congelamiento.
¿Cómo así?
Supongamos que Andrés, el dueño de una empresa de frutas, pide un crédito al banco de $10'000.000. Por esos $10'000.000, Andrés paga mensualmente un interés del 2%, $200.000 pesos dirigidos a intereses y otros $200.000 dirigidos a capital. Pagó $400.000 y ahora él debe $9'800.000 pesos.
Con este supuesto beneficio humanitario de los bancos, Andrés dejaría de pagar esos $400.000 durante estos tres meses, pero esos $200.000 de intereses correrían inmediatamente a la deuda, quedando endeudado no por $9'800.000 pesos sino por los $10'000.000 que él inicialmente había pactado (a pesar de ya había depositado su primer pago).
Finalizados los tres meses, Andrés ya no debería $9.800.000 pesos sino que ahora debería $10.400.000. Y para poder pagar esos $600.000 que se le añadieron a la deuda, él tendría ahora que pagar $1.200.000: $600.000 dirigidos a capital y $600.000, a intereses para poder solventar la deuda que los bancos están dejando estratégicamente a los usuarios para salir ellos como los únicos beneficiarios y victorioso de la gran pandemia mundial que está azotando a la humanidad.
El coronavirus se caracteriza por atacar directamente el sistema respiratorio del humano, provocando la ausencia de oxígeno llevándolo al padecimiento, a agonizar hasta morir, Al igual que el COVID-19, el COVID-bancario ataca el pulmón de la economía colombiana, que son las pequeñas y medianas empresas, aumentándoles las deudas (aunque estas, imposibilitadas por el estado de excepción decretado por el presidente, no puedan salir a trabajar y producir).
En síntesis, esta gran pandemia ha desvelado la falta de empatía entre los bancos y las pequeñas y medianas empresas, que son el pulmón económico del país, las que se ponen las diez para poder cumplir con el derecho constitucional que el Estado no cumple, que es el del trabajo.
Si no me cree, entre a su aplicación bancaria diariamente y vea que su deuda se aumenta día a día, sin importar si usted produce o no, sin importar si usted es un honorable colombiano que acata las órdenes y que pondera el bien general al quedarse en su casa.
