Pensé que el único desesperado en estos tiempos del coronavirus era Maverick, el pequeño Jack Russell de mi hijo, por cuenta del celo de Kishu, mi mucho más grande Akita Americana. Se imaginarán las tretas y las piruetas del pequeño can intentando conquistar a la enorme Akita, queriendo burlar nuestros cercos y alcanzar así lo que -como un viejo chiste- “sería una locura”.
Pues bien, así de inquietos están algunos alcaldes y gobernadores por cuenta del coronavirus, a quienes les ha despertado sus más bajos instintos corruptos. Si antes decíamos que estaban perdiendo la vergüenza, ahora sí es que ni la tienen. Por lo menos así pareciera estarlo comprobando e investigando muy juiciosamente la Procuraduría General de la Nación, como corresponde, en una lucha frontal contra funcionarios públicos de todo nivel y pelambre.
Cómo es posible que después de las millonarias donaciones de grandes empresas de importancia nacional, ubicadas en las regiones, haya alcaldes y gobernadores que estén por su cuenta presionándolas para que les entreguen a ellos todavía más donaciones, “que para distribuirlas ellos mismos”, o para que les vendan productos con fecha abierta, es decir, para no pagar, pero eso sí especular y enriquecerse a costillas de los otros. O si no, que lo digan las empresas de alimentos, por ejemplo; valdría la pena que la Procuraduría se diera una vueltica por esas organizaciones y hablara con sus directivos, para que vea que lo que estoy denunciando tiene fundamento.
Y es que hay temas de ética que parecen absolutamente perdidos por estos días. He visto a alcaldes de pequeños municipios entregándole mercados a la comunidad, hasta ahí todo normal, pero posando para la foto como en campaña. No señores alcaldes, así no es. Entréguenlos pero que se vean trabajando como les toca, y qué importa si inclusive no se ven en la foto; lo importante es que se vea la obra, no usted como haciendo política con la caja de dientes con destellos. No estamos en momento de posar.
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He visto a alcaldes de pequeños municipios entregando mercados a la comunidad, hasta ahí todo normal, pero posando para la foto como en campaña
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La semana pasada, la Procuraduría reveló diez investigaciones a ocho departamentos. Uno de ellos es el Cesar, que hasta el miércoles 8 de abril no había publicado ninguno de los contratos resultado de los 29 procesos publicados, y que suman exactamente $13.481’363.940 (casi trece mil quinientos millones de pesos). Atlántico y Valle del Cauca también están en la mira, o mejor, todos; aunque hay que decir que andan rodando muchas noticias y tuits falsos que demoran la gestión y los resultados del ente de control.
Otras cifras que están por publicarse, estarán entonces por encima de las que les voy a referir, y que muestran la distribución de los dineros comprometidos en contratación estatal para atender la emergencia entre el 20 de marzo y el 6 de abril de 2020, reportan hasta el 6 de abril 1.986 contratos por $594.113 millones, según lo registrado en las plataformas de Colombia Compra Eficiente (SECOP I, 63%; y SECOP II, 37%). De este total, son $221.250 millones en contratación de orden nacional, y $372.843 millones en el orden territorial que tienen sus “curiosidades”.
Lo anterior, destaca que las cinco entidades en el orden nacional que más contrataron fueron el Ministerio de Salud y Protección Social, DPS (Prosperidad Social), Ministerio de Trabajo, Dirección de Sanidad de la Policía Nacional y Dirección Nacional de Bomberos. La contratación en el orden territorial está en Antioquia, Atlántico, Valle del Cauca, Bogotá D. C. y Tolima, en este orden. Esto no quiere decir que todos los mencionados están involucrados en corrupción, pero están siendo cuidadosamente analizados.
A los periodistas nos llega información que debemos denunciar, pero son los entes de control los que también deben investigar y -eso sí- les corresponde sancionar con todo el rigor a ver si esta vaina comienza a cambiar, porque esto causa mucha indignación.
Así que en todos los casos de corrupción que se están presentando, debe haber una señora jarta como yo que controle a esos pillos en todas sus fechorías y no los deje ni acercar su nariz a la más mínima posibilidad de dinero que con mucho esfuerzo hemos pagado con nuestros impuestos. ¡Ladrones miserables que tienen acabado este país!
Como dice el sociólogo Ricardo Forero, el coronavirus llegó a exacerbar las problemáticas sociales no resueltas, y una de ellas es la corrupción.
¡Hasta el próximo miércoles!