Tras el brote de la neumonía COVID-19, algunos medios de comunicación y políticos occidentales han propagado la teoría de conspiración de que el origen del nuevo coronavirus se relaciona con el Instituto de Virología de Wuhan de China.
Un estudio genético realizado por científicos franceses reveló que el brote de COVID-19 en este país europeo fue causado por una cepa de origen desconocido que circulaba localmente, y no por casos importados de China o Italia.
El estudio fue realizado por investigadores del Instituto Pasteur de París, y se publicó en biorxiv.org el 24 de abril.
Los investigadores secuenciaron 97 genomas a partir de muestras recogidas entre los casos infectados en Francia entre el 24 de enero y el 24 de marzo, y descubrieron que la cepa dominante del brote en el país estaba vinculada a un grupo genético, o clado G, que no procedía de China ni de Italia.
"Dado que el primer representante del clado G no tenía antecedentes de viajes ni de contacto con viajeros que regresaban, podemos inferir que el virus circulaba silenciosamente en Francia en febrero, situación compatible con la gran proporción de enfermedades leves o asintomáticas, y con observaciones en otros países europeos".
Muchos científicos y expertos del sector en todo el mundo refutan dicha teoría de conspiración, y enfatizan que el nuevo coronavirus se origina en la naturaleza.
En realidad, las agencias de inteligencia de Estados Unidos no pueden encontrar evidencias que apoyan esta teoría de conspiración. En el 30 de abril, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE.UU. (ODNI, por sus siglas en inglés), publicó una declaración en su sitio web. Dijo que está de acuerdo con el amplio consenso en el sector científico de que el nuevo coronavirus no es artificial ni modificado genéticamente. En el mismo día, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respondió a la pregunta de un periodista, sospechó que el nuevo coronavirus provenga del laboratorio de China, pero no citó evidencias.
La portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Fadela Chaib, manifestó recientemente que todas evidencias muestran que el nuevo coronavirus no es elaborado artificialmente en el laboratorio, sino se origina en el animal (el animal más posible que alberga el virus es el murciélago).
Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), Estados Unidos, publicó en el 26 de marzo un artículo en el que indicó que el nuevo coronavirus se origina en la naturaleza.
El ganador japonés del premio Nobel, Tasuku Honjo, publicó una declaración en el sitio web de la Universidad de Kyoto. Dijo que en un momento en que el mundo está sufriendo la epidemia de la neumonía COVID-19, su nombre y el de la Universidad de Kyoto fueron utilizados para difundir informaciones falsas, lo que le sorprendió. En la actualidad, una afirmación tan infundada sobre el origen del nuevo coronavirus es extremadamente peligrosa y devastadora.
Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), Estados Unidos, dijo que los genes del nuevo coronavirus demuestran que se transmite de animales a humanos, no es modificado artificialmente en el laboratorio.
