Por la política exterior errática, Colombia ha perdido más de la mitad de su territorio con los países vecinos. Colombia es un país que no ha sabido sortear sus diferendos limítrofes con los países vecinos y por eso cada vez cede más territorio. En el litigio marítimo con Nicaragua ha tenido más desaciertos que aciertos. La política exterior colombiana frente a Nicaragua ha sido desacertada.
Colombia desde 1804 tenía dominios sobre la costa de Mosquito y desde el Cabo de Gracias a Dios hasta el río San Juan y sobre el archipiélago de San Andrés. La doctrina de utti posidetis juris de 1810 que se impuso en las antiguas colonias españolas después del fin del colonialismo ratificó los derechos colombianos sobre aquellos territorios.
El tratado de límites Gual-Molina, firmado en 1825, entre la República Unida de América Central y la Nueva Granada, ratificó la paternidad colombiana sobre esos territorios. De 1890 a 1894 Nicaragua invadió las islas de Mangle y la costa de Mosquitos. El error de la diplomacia colombiana fue que por más de tres décadas dejó que Nicaragua ejerciera dominios sobre aquellos territorios usurpados.
Lo insólito fue que durante el gobierno de Miguel Abadía Méndez en 1928, el país firmó con Nicaragua el tratado Esguerra-Bárcenas, y, en palabras del abogado e historiador Enrique Gaviria Liévano, “Colombia entregó dos territorios y ganó soberanía sobre otro que le pertenecía”.
En criterio de Gaviria Liévano: “Si Colombia no fuera cedido la costa de Mosquitos no tenían los nicaragüenses como reclamar el archipiélago de San Andrés como lo han hecho en el último siglo”. Mediante el tratado Esguerra-Bárcenas, Colombia concedió soberanía a Nicaragua sobre la costa de Mosquitos y del Cabo de Gracias a Dios hasta el río San Juan y las islas de Mangles, Corn Island y Littie Corn Island.
En cambio, Nicaragua reconoció a Colombia dominios sobre San Andrés, Providencia, Santa Catalina y los islotes de Quitasueños, roncador y Serranilla que eran territorios colombianos. Indudablemente que el error de Colombia fue entregar dominios a Nicaragua en la costa Caribe sobre un territorio que era nuestro. Ahora lo polémico es que estamos sufriendo las consecuencias de aquel yerro diplomático y con el ingrediente que en dicho tratado no hubo delimitaciones de la frontera marítima entre los dos países.
Cuando en 1980 la Junta de Reconstrucción Nacional de Nicaragua decidió declarar la nulidad e invalidez del tratado Esguerra-Bárcenas, Colombia tuvo la oportunidad de haber entrado en unas renegociaciones directas con Nicaragua para definir una frontera marítima y sobre los derechos colombianos sobre la costa Caribe nicaragüense.
La tesis de Nicaragua fue que, debido a la ocupación norteamericana, el tratado firmado con Colombia fue producto de una imposición de Estados Unidos. Por consiguiente, un pacto firmado bajo esas circunstancias carecía de validez jurídica. De suerte que Colombia cometió el error al no aprovechar la coyuntura para renegociar con Nicaragua un nuevo tratado antes de ir a la Corte de la Haya.
Recuerdo unas declaraciones del canciller del gobierno de Andrés Pastrana, Guillermo Fernández de Soto, revestidas de arrogancia cuando, dijo que “no había ni Ñ-
De hecho, Colombia actúa con arrogancia debido a que entre 1976 y 1993 firmó tratados de delimitaciones marítimas con Haití, República Dominicana, Jamaica, Honduras, Costa Rica y Panamá. En consecuencia, pudo hacer lo mismo con Nicaragua. La tesis del meridiano 82, como límites marítimos de Colombia con Nicaragua, fue una falacia que no fue definida claramente en dicho acuerdo. Por eso el historiador Jorge Orlando Melo la ha llamado “una ilusión sin bases”.
Managua jamás aceptó aquel referente como línea fronteriza y, desde luego, por las funestas consecuencias de los errores del tratado Esguerra-Bárcenas, Colombia cedió a Nicaragua tres islas que forman parte del archipiélago y fracturó su unidad geográfica. Un asunto que en criterio del tratadista Gaviria se debe considerar como una solo unidad por tratarse de un archipiélago de Estado.
Una tesis que según Gaviria la han acogido varios países, la cual establece que los archipiélagos que están en la mitad de los océanos pertenecen a un Estado continental. Pero fue ignorada por la representación colombiana ante la Corte de la Haya y ahora tras sus fallos sentimos los efectos de los costos de nuestros errores jurídicos y diplomáticos.
@j15mosquera.