Ver y pensar la vida de otra forma en la actual coyuntura -atípica como ninguna-, siento una mezcla de tristeza, impotencia y rabia al ver lo que nos podría pasar como sociedad, al escuchar lo que algunas figuras públicas con desdén afirman a través de los medios, y por otro lado, algo de alivio al notar que hay puntos a favor que han de beneficiar a sectores y ambientes muy disímiles, en particular el medio ambiente.
Por un lado, la ignorancia y la falta de seriedad se erigen como serios obstáculos que han de propagar con seguridad la enfermedad y la muerte de personas de la tercera edad. Increíble que en la llegada de vuelos internacionales la gente aun se abrace y se bese a sabiendas que es una forma probable y real de sentenciar a muerte a algún ser querido, parecen no entender. Peor aún es ver cómo más de un irresponsable se salta los controles de inmigración, cuestiona a los vigilantes y funcionarios de salud y acude a la típica leguleyada, y la amenaza de denuncia porque lo están “secuestrando”, o quien lo reconviene no tiene la autoridad legal, no sabe lo importante que es (o se cree) el “afectado”, en fin.
Un sistema de salud privatizado donde es la rentabilidad lo que importa, deja de lado las acciones de salud pública y es “normal” esto porque precisamente el Estado es quien en otras circunstancias tendría mayor relevancia y poder de acción. Lo mismo en los aeropuertos, administrado por privados y puerta de entrada del archi-famoso virus. Totalmente razonable el malestar de la actual alcaldesa Bogotana respecto a la administración de el aeropuerto el Dorado
Ni hablar de los trabajadores de la salud quienes se verán abocados a lidiar con un alud de enfermos, muchas veces mal alimentados, mal informados, agresivos, impacientes, desesperados. Sus condiciones laborales, bajos salarios e inmenso sacrificio requiere al menos de nuestra comprensión y paciencia.
Es de entender que con el esquema laboral actual la informalidad está extendida a casi todos los sectores, así que aislarse, no ir a trabajar, es simplemente sinónimo de no tener los recursos para obtener el alimento diario. Aquí no parece que vaya a haber dentro del grueso de la población la posibilidad que todos acaparen alimentos y elementos de aseo, simplemente porque no hay plata. Solo una minoría tendrá sus neveras a reventar. En los países ricos, por otro lado, más de uno podría estar cuestionando el valor del dinero porque de nada sirve tenerlo en exceso sin poder obtener los alimentos que en su vida diaria están acostumbrados a adquirir. Pero no es nuestro caso definitivamente.
Este momento único es una oportunidad para que los padres agobiados por el trabajo compartan más tiempo con sus hijos, más de uno se replantee si vale la pena dedicarse a eso que no le gusta hacer, se acuerde que tiene una mascota, o un abuelo al cual cuidar porque puede que relativamente pronto algunos sean parte de las estadísticas mortales como consecuencia de la pandemia actual.
Y qué decir de ver cómo el sistema económico y político vigente está quedando expuesto en cuanto a corrupción, favoritismo, indolencia, desprecio por la vida. Son ejemplos que han de dar mayor fuerza al descontento social, así no se de la protesta “ 25M” tal y como la esperábamos, pero se va a dar luego.
Ahora mismo que segundo a segundo la gente sube selfies y busca seguidores, la coyuntura invita a dejar de lado el hedonismo y el narcisismo. En vez de esto, hay que pensar solidariamente porque la vida de seres queridos puede estar en juego de acuerdo a nuestro forma de actuar, comenzando con guardar la distancia, o lavarse adecuadamente las manos como ya sabemos, o deberíamos saber.
De otro lado, la naturaleza ha de sentir alivio, porque el uso de automóviles, de aviones, el consumismo desmedido ha tenido que ralentizar su normal desarrollo. Lo siento, señores de la Bolsa, Wall Street, señores petroleros.
Hay en esto un sector en particular que debe estar frotándose las manos : los fondos de pensiones, ya que menos pensionados, por sustracción de materia, significará menos mesadas. Es macabro, pero así es el sistema. Para la mayoría de compatriotas es una ilusión pensionarse, hoy son 3 de cada 10 y pronto será 1 de cada 10 los afortunados en recibir una pensión, pero de todas formas es mucho el dinero en juego. Otra invitación a reflexionar si vamos bien y otro motivo que ha alimentado las protestas en el pasado reciente aquí y en países vecinos, caso de Chile.
Otro sector que celebrará sin duda son los tradicionales como la televisión y radio, y es una ocasión ideal para dejar de lado gravísimos señalamientos de compra de votos y connivencia con narcotraficantes y sus testaferros con fuerzas armadas y las sectores políticos afines al partido de gobierno. Es también el coctel perfecto para que al declararse la emergencia el Ejecutivo asuma poderes del Legislativo; esperamos que la débil democracia colombiana no se siga deteriorando con esta contingencia.
Y por último, los especuladores y delincuentes que se aprovechan del pánico colectivo para la reventa, acaparamiento y abuso en elementos tales como tapabocas, alcohol y el gel antibacterial. Ojalá el Gobierno asuma de una vez por todas su razón de ser : gobernar y no permitir esta situación porque tiene las herramientas para ello.
Así pues, son muchas las aristas de esta situación sui generis, ¿en cuál se encuentra usted ? Esta es una invitación a reflexionar, es el momento de pensar en colectivo y cuestionar nuestro sistema, así sea por una vez en la vida.