Antes de que el presidente escoja a Juan Guaidó para defendernos del ataque inminente de coronavirus, es importante seducirlo para que oiga y lea lo que está ocurriendo en el resto del mundo; por ejemplo, el estudio realizado por el “laboratorio de la Clínica de Enfermedades Infecciosas de DIBIC, en el Hospital Sacco de Milán (ASST Fatebenefratelli Sacco en Milán) y es una investigación epidemiológica molecular, es decir, realizada sobre las variaciones del genoma viral y, por lo tanto, sobre la filogenia del virus en sí y no sobre el número de casos observados”. “El nuevo estudio se basó en el análisis de 52 genomas virales completos de SARS-Cov-2 depositados en bases de datos al 30 de enero de 2020 y permitió la datación del origen y la reconstrucción de la propagación de la infección en los primeros meses de la epidemia en China”.
Lo que quiero decir es que ya ahí se está demostrando que el virus es inteligente. Está en capacidad de variar su genoma, al parecer muy rápidamente para pegársele a los humanos, esos idiotas del supuesto dominante principio antrópico.
Y al parecer lo hace muy rápido, pues la investigación sugiere que el virus ha debido empezar sus mutaciones e infección de humanos tan solo “(…) en China entre la segunda mitad de octubre y la primera mitad de noviembre de 2019, unas semanas antes en comparación con los primeros casos de neumonía anormal identificados e informó el "médico héroe", Li Wenliang, quien murió en China a causa del virus”. Es decir, en escasos seis meses pudo haber aprendido, inclusive, a subirse en los aviones colombianos.
Todo esto es, (¿habrá que resaltarlo?), de enorme importancia, pues significa un camino andado que es necesario conocer al dedillo y, se imagina uno, el gobierno debe organizar un equipo interdisciplinario para apropiarse de ello, inmediatamente, y aclimatar nuestras propias investigaciones que se supone tenemos en marcha. Y es que, si el virus es inteligente, es necesario obligar al gobierno a que escoja a gente inteligente para acometer los trabajos y no a Juan Guaidó. Si ponen a Juan Guaidó, es capaz de traernos el virus y no la solución. Miren que ya casi está extraditando a Aída Merlano.
Y la investigación china también debe ser inmediatamente digerida por el equipo científico colombiano.
Y qué es lo que saben los chinos. Saben algo supremamente importante: “De un número reproductivo (R0) muy bajo, menos de 1, en diciembre, el virus pasó de hecho a 2.6. Una transformación, especulan los autores de la investigación, que podría deberse a variaciones o en la capacidad del virus para transmitirse de hombre a hombre”.
R0 mide “(…) La estimación del número de reproductores (el número de casos generados por cada caso individual), es decir, el parámetro que mide la velocidad con la que se transmite el virus, ha permitido resaltar una aceleración real en la capacidad de propagación del virus, un impulso expansivo que se puede configurar para diciembre de 2019”. Es decir, mide que si yo caigo enfermo, a cuántos infecto a mi alrededor. Esto es importante, pues si R0 es menor que 1, entonces el virus podría controlarse solo. Como pasó a 2,6 quiere decir que se propaga bastante rápido y, sobre todo, que puede aumentar de ese valor pues, parece ser, muta muy rápido según sea el nuevo cliente que se le ponga por delante con toda y su carga de anticuerpos defensivos.
Lo que se desprende es que el virus es una máquina de guerra real. ¿Talibanes? No les dan ni por el talón.
Copio en extenso lo siguiente que es clave que también proviene de los chinos:
“Esta observación está en línea con otro estudio, esta vez chino, recién publicado el 26 de febrero en Medrxiv y aún no bajo revisión, que muestra el descubrimiento de dos cepas prevalentes en el origen del coronavirus: un "genotipo I" o "Tipo Yo" y el otro "Tipo II". Las cepas tipo II probablemente evolucionaron del tipo I y prevalecen entre los pacientes infectados. En particular, el tipo II estaría más extendido que el primero porque es más contagioso (transmisible). Los resultados sugieren que el brote de COVID-19 tipo II probablemente ocurrió en el mercado de Wuhan, mientras que la transmisión inicial del virus tipo I a los humanos probablemente ocurrió en un lugar diferente a Wuhan”.
Obsérvese la habilidad del virus y sus terribles saltos geográficos. Quién de nuestros grandes guerreros ha estado en capacidad de ser tan terriblemente invisible para dar ese salto, acomodarse en el camino y atacar con más fiereza. Es más, incluso si se hubiera detectado antes de Wuhan, cuando llegó a esta ciudad ya era otro, camuflado y mucho más peligroso. ¿Caballo de Troya?
¿Qué avión usó para viajar tan rápido? Es posible que los virus tengan sus propios aviones. Lo digo porque seguramente creemos que somos la única especie capaz de fabricarlos. Claro, no podemos imaginarnos que pudiera haber diseños distintos según sea la especie.
China pudo establecer quién fue el paciente cero. Clave para saber cómo empezó el virus a infectarnos, cuál cepa originaria, cuál su saga posterior, y así sucesivamente. Pudo haber un menso entre nosotros que le sirvió de vehículo y nos jodió a todos.
Pero no voy a eso. Me interesa la trama detectivesca de alto intríngulis científico para encontrar el paciente cero. Y no es que sea muy fácil, sobre todo en China. En principio si son 1.300 millones de personas, la operación de descarte debía ser extremadamente rápida, sobre todo si el virus se daba cuenta. ¡Y no se dio cuenta! Los chinos dieron por dónde había empezado.
Y a pesar de ello, el virus ya está en el mundo. Y tiene de rodillas a las bolsas financieras del mundo.
Pero detengámonos en algo que se dijo arriba. Supuestamente el paso de R0 con valor uno a R0 de valor 26 se deba a la capacidad infecciosa del virus, pero y si se debe a otras características. Obsérvese que si asumimos que el virus muta para atacarnos a nosotros estamos, asumiendo todavía el principio antrópico, es decir, todavía estamos enfermos de suficiencia y soberbia: somos tan importantes para el universo que el virus solo nos ataca a nosotros.
Y qué tal que esté mutando más rápidamente en algún otro cuerpo paralelo, hace allí sus armas y luego nos ataca. Lo que quiero vender es que si no partimos de la idea de que el virus nos gana en inteligencia, estamos en la olla.
¿Será que este gobierno que ha dado pruebas irrefutables de fatal inteligencia nos salva? Si no estamos alerta, si ni siquiera lo ponemos en duda, este gobierno nos entierra y además entierra a sus dirigentes, pues no creo que el virus los respete por ser gobierno.
Uno podría esperar que con un presupuesto de 15.000 millones que lograron aprobar, estamos del lado de la seguridad.
Pero es que luchar contra ese virus no es un asunto de plata únicamente. De plata para los pelechadores. Una oportunidad en bandeja para aprovecharse, pero el virus, si ya está aquí puede estar pensando cómo acomodarse mejor. Lo puedo imaginar pegado al avión recientemente aterrizado. ¡Uy! ¡No! ¡Mejor no lo imagino!
Doy una pista sobre el trabajo que se le viene a este gobierno. En una foto del presidente chino aparecida en Bohemia se le vio bastante, tremendamente demacrado. Imagino que ese tipo todavía no duerme. Hicieron un hospital enorme y lo dotaron hasta el tope en 10 días. Acordonaron un área de, dicen, 40 millones de habitantes, es decir, casi la población colombiana, más la población de la gente del gobierno.
Si juzgamos a este gobierno por la diligencia para extraditar a Aída con la ayuda de Guaidó, ni siquiera Pachito pudo librarnos como embajador en Washington de Maduro, que era su oportunidad estrella para postularse como futuro presidente... ¡Cuántos fracasos!
Citas del diario italiano Corriere della Sera