Con enorme preocupación enfrentamos como sociedad una amenaza a la salud pública que nos hace pensar acerca de las prioridades que como humanidad debemos enfrentar. En tanto, esta semana circularon por redes sociales dos vídeos de estudiantes de una de las universidades más prestigiosas del país, que nos debe llevar a reflexionar acerca de la escala de valores que como nación hemos establecido.
En una entrevista a dos estudiantes de la mencionada universidad, se les cuestionó acerca de la cancelación de la ceremonia de grados, ellas explican lo triste que se sienten por no poder asistir a la ceremonia, sin lugar a dudas el grado es un momento importante para un estudiante, teniendo en cuenta que el conmemorar y celebrar hacen parte de esas características sociales que nos permiten interactuar en la comunidad. Sin embargo, en medio de la entrevista comienzan a llorar y argumentan que tienen la comida, los vestidos y los invitados listos. Pero olvidan que el bien común prima sobre el bien particular y para evitar la propagación del virus es importante evitar la concentración de un gran número de personas.
En tanto, la universidad en cuestión, decide en un acto de eficiencia hacer llegar los diplomas a las direcciones que los estudiantes indicaron, teniendo en cuenta que muchos esperan el anhelado documento para acceder a un empleo e incluso a algún tipo de beneficio en sus lugares de trabajo. En este ejercicio designaron a varios trabajadores de la universidad para realizar la entrega. Uno de los estudiantes realiza un vídeo refiriéndose de manera despectiva acerca de la persona encargada de entregarle su diploma.
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"Un gordo hediondo a sol me entregó el diploma" el arribismo de un estudiante de la U del Norte
Ante estas dos situaciones, me surgió una preocupación con respecto a que estamos haciendo para fortalecer los valores desde la universidad, debemos repensar la forma en que se está educando a los profesionales de nuestro país, puesto que son ellos los encargados de transformar nuestra realidad, afectada por problemas de corrupción y de falta de empatía.
Hemos llegado al punto de la deshumanización de la universidad, la entrega de conocimiento técnico; el cual es fundamental en la búsqueda de soluciones a situaciones que nos aquejan, ha copado todos los estamentos. Olvidando que la formación integral no acaba en la secundaria y que por el contrario debe fortalecerse en cada uno de los espacios de formación del futuro profesional.
Encontramos en las universidades profesores que llegan a impartir clases y no son capaces de brindar un saludo a sus estudiantes, de poder formar una conversación amena acerca de las problemáticas que afrontan en sus entornos y de las expectativas que cada uno tiene en sus espacios de formación.
Más allá del constante asedio de los estudiantes en las redes, reflexionemos acerca de la importancia de que cada docente desde sus espacios fortalezca el respeto, la honestidad y la solidaridad en sus educandos.