Oye tú. Sí, tú, bravucón macho alfa. Qué, ¿te vas a poner como gallo de pelea? Relájete, mijo, que solo quiero cantarte unas cuantas verdades dolorosas. Serán como patadas para tus hinchados cojones. Ahí te va esta información. Abre esa jeta y trágatela. Disfrútala. Es con mucha ternura y cariño.
Cuando te pongan unos puntudos y merecidos cachos tienes cinco opciones:
1. La variante piadosa: dado que aceptas de antemano que eres un redomado sinvergüenza, practicas un primitivo sentido de la justicia y perdonas a “tu” señora.
2. La variante futbolera: te sorprendieron poniendo cachos. El partido va 1-0. Ella, en perfecto uso de la antigua ley del Talión, va y también te los pone. El partido se pone 1-1. Ah no, eso sí que no. La cosa no va a quedar así, porque tienes el ego herido de muerte. Y tome pa que lleve, ¡golazo! Marcador parcial: 2-1. Pero ella, que no es ninguna mojigata, te hace una finta y te mete unos preciosos cuernos, y qué lindos quedaron en tu cabrona cabeza: 2-2. Partido de ida y vuelta y con el dulce a mordiscos. Qué partido más interesante y caliente, ¿no? Nada que ver con los partidos de la selección Colombia, que no se la clava a nadie. Meras locas.
3. La variante conchuda: pones cachos a diestra y siniestra, y tan pronto descubres que ella también echa de vez en cuando una canita al aire te llenas de motivos y sanseacabó tu idilio de amor. ¿Amor? El amor es lo más desconocido y escaso en este puto mundo.
4. La variante asesina: eres uno de esos psicópatas que confunde amor con posesión y relación afectiva con esclavitud y a un ser humano con una cosa. Lo tuyo es perseguir, vigilar, monitorear día y noche a “tu” mujer. Y en una de esas confirmas tus empeliculadas. Entonces barres y trapeas con ella, y si se te va la mano dejas de ser un infeliz cornudo de mierda para convertirte en un bruto criminal de mierda. Te juro que no te alcanzará esta vida ni la otra para pagar tus deudas. Que el universo te castre o que un Pitbull te coja por tus fofas partes traseras y te la hunda hasta tu garganta profunda de troglodita.
5. La variante del cornudo feliz. Te la recomiendo, y se está poniendo de moda. Infidelidad por mutuo acuerdo, o pareja abierta, que llaman. Cuernos para arriba y para abajo, al derecho y al revés. Una especie de Sodoma y Gomorra en miniatura. La única regla es que no hay reglas de juego. Ah, bueno, y tampoco falta el alcahuete sadomasoquista que le busca sementales a “su” señora. Y no te cuento más porque se te alborota esa loca imaginación, y la verdad no quiero que interrumpas esta electrizante lectura para practicar el vicio solitario. ¿Vas captando, mi muy querido y ojibrotao macho alfa?
La infidelidad es tan antigua como el ser humano. El Homo sapiens, salvo contadas excepciones, tiene tendencia a la poligamia, dicen estudios de los neurocientíficos. Es un instinto más marcado en la hembra, que como lo confirma la evolución, inconscientemente busca mejorar la especie.
—Ilustre doctor, ¿entonces la fidelidad ya no existe?
—Claro que sí es posible. Pero es consecuencia de la lealtad, del amor incondicional, de la mutua confianza y de la libertad. Nadie puede obligar a nadie con un revólver en la cabeza a que le sea fiel. La madurez afectiva es cuestión de consciencia.
Para terminar te dejo dos perlas:
1. Si los confesionarios, los consultorios médicos y los divanes de la psicología revelaran todos sus secretos, este hipócrita y puritano mundo de porquería se caería a pedazos.
2. Dicen los machos alfa que la mujer es el sexo débil. Falso de toda falsedad. El hombre echa un polvo y queda fuera de combate. La mujer, en cambio, si quisiera podría seguir la fiesta con todo un ejército.
Posdata: me sueño con una papisa libertina en el Vaticano, con un matriarcado universal, pero de puta madre, y con una mujerzuela haciendo streptease desde la cara oculta de la Luna.