No había escuchado nada más preciso que la frase con la que título esta columna. Esas somos las mujeres. Tomamos decisiones en un tremendo forcejeo entre el corazón y la razón; entre los sentimientos y el deber ser que es frío, puro y duro.
“El corazón de la mujer está entre la hormona y la neurona” lo dijo en entrevista con nosotros el doctor David Vásquez, ginecólogo, epidemiólogo, miembro del Consejo de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana, y miembro de número y secretario general de la Academia Nacional de Medicina. Con todos estos títulos nadie se imagina que explica de la manera más amena y clara la salud de nosotras las colombianas. Es un gran defensor del género femenino.
Todo surgió en una conversación muy amena sobre una campaña que él, el Dr. Vásquez, se ha propuesto y tiene que ver con que las mujeres debemos cuidarnos el corazón desde siempre, desde niñas; así lo menciona en su más reciente libro: Menopausia, terapia de reemplazo hormonal y riesgo cardiovascular. Dice él, que las estadísticas muestran cómo una de cada dos mujeres colombianas muere de problema cardiovascular. ¡La mitad de las mujeres en nuestro país mueren de problemas cardiovasculares! ¿Por qué? Por lo que ya nos suena a cantaleta: no tenemos un estilo de vida saludable y esa es la opción. “Eso se aprende desde la infancia. Lo grave es que hoy los niños cambiaron el ejercicio de los juegos en la calle, en el vecindario, por lo videojuegos; la dieta es hoy rica en grasas y calorías alentados por los ríos de publicidad que nos agobia”, dice él, y lo remata con una de sus frases efectistas que me encantan: “la osteoporosis y las enfermedades cardiovasculares son enfermedades de los niños que las sufren los viejos”. ¡Claro, se cultivan con las malas costumbres, los malos hábitos y salen después!
¡La mitad de las mujeres en nuestro país mueren
de problemas cardiovasculares!
Hoy en día, hay mujeres que a la par con los hombres (lo que no quiere decir que en ellos sí esté bien), fuman “como chimbilás” –dicen en el Tolima-, beben alcohol como aguapuchas –dice el argot popular- y a eso se agrega la obesidad con todos sus problemas que llevan al síndrome metabólico (obesidad, aumento de glicemia, azúcar en la sangre, lípidos altos).
Dice el ginecólogo que a las arterias les pasa lo que a las tuberías de las casas viejas: son las primeras que se tapan. Las del corazón se pueden reparar, pero se van rompiendo y viene el desastre cardiovascular.
Las probabilidades de vida cada vez aumentan más. En Colombia están en 76 años para las mujeres y 74 para los hombres. Las mujeres viven más que los hombres por una compensación biológica frente al hecho que nacen más hombres que mujeres. Nacen 100 mujeres por cada 105 hombres. Fíjense que socialmente se ven más viudas que viudos. Por eso hay que ponerle más cuidado al corazón de las mujeres porque va a bombear por más tiempo.
Les cuento todo esto, porque los años comienzan a sentirse en nuestra salud. Por ejemplo, el infarto es más común en los hombres antes de los 50 años. En las mujeres se dispara después de los 50 por la menopausia. El estrógeno, hormona ovárica y protectora del sistema cardiovascular, se pierde y aumenta el riesgo de infarto.
A lo anterior se agrega la osteoporosis. Dicen las cifras que una de cada tres mujeres colombianas sufrirá una fractura por osteoporosis a lo largo de su vida. ¡La tercera parte de nosotras! Aquí hace su aparición el sedentarismo. Si a lo malo que nos pasa por todo lo que hacemos mal en hábitos de vida le sumamos la inactividad, pues los músculos quietos no pueden fortalecer los huesos. Por eso el especialista dice acertadamente “el hueso es lo que el músculo quiere”. ¿Ven?
Pero lo más importante de toda la charla fue que por fin encontré quién dijera con buenas bases por qué los hombres y las mujeres somos tan distintos, pero además en el marco del cuidado del corazón de las mujeres.
A nosotras el tema hormonal siempre nos afecta: que si estamos con el período, que si tuvimos hijos entonces el embarazo, que porque nació el hijo, que la menopausia… nuestra vida gobernada por las hormonas. Y es que es difícil entender por qué somos tan diferentes. El Dr. David Vásquez cree que el tiempo es diferente para los hombres y las mujeres. Más allá de ese famoso libro de Los hombres son de marte y las mujeres de venus, la diferencia está en que las mujeres tienen el referente del tiempo. “Por ejemplo, dice Vásquez, las mujeres están entre estoy menstruando, no estoy menstruando, ya no menstruo… Esto va desde la menarquia hasta la menopausia. En cambio, el hombre no; el hombre es inmaduro”. Siempre lo hemos sabido, pero dicho por un médico me fascinó. Son dos referentes clave: la niña tiene claro cuándo se vuelve mujer y cuándo se vuelve madura. El hombre ni lo uno ni lo otro. No, no, no, ¡lo máximo! Jajajajajaja. Toca consentirlos. “Por eso, agrega el doctor, uno podría simplificar todo esto y decir que la mujer vive entre la hormona y la neurona”.
¡Hasta el próximo miércoles!