Teníamos miedo. Creíamos que Egan podría desfondarse. Casos se han visto. Lo que le pasó al propio Yates en el 2018, cuando el Sky y Froome lo destrozaron, eran una señal de alarma. El Giro es una carrera salvaje y cualquiera puede perder todo en una sola etapa. La etapa de este sábado era criminal. Faltando 50 kilómetros Bardet lanzó un ataque, lo siguió Caruso, el segundo de la general. La diferencia siempre la manejó el INEOS y no la dejó subir de los 30 segundos. Egan estaba bien. Yates pagaba el esfuerzo de los dos días anteriores. Acompañado de su más fiel escudero, Daniel Martínez, Egan se mostró fuerte. No pudo alcanzar a Caruso pero la situación estaba controlada. Perdió cerca de medio minuto pero la renta era suficiente. Mañana, en la contrarreloj, tendrá un colchón de 1 minuto 59 segundos.
El dolor de espalda de Egan es crónico y es producto de tener una pierna más larga que la otra. El dolor a veces es intolerable, como sucedió durante el Tour de Francia del 2020 cuando quedó sembrado en la carretera. Sin embargo Egan tiene la vergüenza, el coraje para resistir cualquier calvario. Para él lo más importante es ganar. Por eso ha soportado caídas, enfermedades y siempre ha salido con la dignidad de los campeones a correr y a darle la cara a las adversidades. Lástima que esa vergüenza nunca la ha tenido James.
James tiene un talento enorme pero nunca estuvo refrendado por su mentalidad, por su disciplina. Contrario a otros profesionales que se obsesionan con la preparación física, James trasnocha jugando play station, ese tal vez es su verdadera vocación. Zidane se molestó una vez con él porque, en la charla táctica, el muchacho no se concentra, no le importa. Igual ya es millonario y tiene su futuro asegurado. Egan también lo es, pero Egan respeta su profesión. James no jugó los últimos dos partidos de la Premiere con su equipo, el Everton, porque alegó estar cansado y quería defender los colores de su país en la doble fecha eliminatoria. Llegó en avión privado y en cama al país, Reinaldo Rueda le dio unos días para arreglar problemas familiares pero no, nunca llegó a la concentración en Barranquilla. Rueda, mostrando una firmeza inusual, lo sacó del equipo. Previamente habló con el plantel y se mostraron de acuerdo. Dentro de la selección no es que quieran mucho a James. La reacción del 10 fue la de la pataleta: mandar un comunicado hablando mal del técnico. Una chiquilinada.
Egan no partió favorito en este Giro, al menos él no se sentía así. Días antes de iniciar la segunda carrera más importante del mundo se tenían dudas de su participación ya que decidió no competir en el Tour de Romandía. Se temía por su espalda. Pero Egan se repuso a todo y después de más de 2.000 kilómetros en las piernas Egan no está cansado, está listo para refrendar su título mañana en la contrarreloj en Milán. No da excusas ni hace caritas. James mientras tanto estará en su sala de cine privada en su casa en Rionegro, jugando play station al amanecer. No le preocupan las críticas, él se seca las lágrimas con un pañuelo de dólares. No le pasa sangre por las venas sino cubos de hielo. No es un campeón, es sólo un pelado talentoso y millonario. Nunca le interesó otra cosa.