El ex convicto que triunfó como director de cine

El ex convicto que triunfó como director de cine

Luidig Ochoa y la ola del cine guerrilla

Por: Juan Diego Aguirre "Cachastan"
febrero 09, 2015
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El ex convicto que triunfó como director de cine

Luidig Ochoa nació en la ciudad de Victoria, estado Aragua, Venezuela. A temprana edad, a los 12 años, inició en el mundo delictivo y pasó por varios retenes infantiles. No le gustaba el estudio pero le dedicaba tiempo a cultivar el arte del dibujo y el grafiti, lo distraía de los problemas y las drogas. Los dibujos, cargados de contenidos violentos, le molestaban a su padre, pero lo dejaba ya que no se iba a la calle. Infortunadamente, tras llevar varios años en el hampa, fue condenado a cinco años de cárcel por herir a un integrante de una banda enemiga.

En los penales (La Planta y Tocorón) se convirtió en lugarteniente (lucero), una de las cuatro cabezas de los pranes (líderes de los centros penitenciarios). El acceso a las armas y drogas lo hicieron subir de nivel. Su cuerpo, tallado de cicatrices y orificios, le atribuyó hombría y respeto. Sobrevivió a 20 disparos y tres impactos en el rostro: le apodaron Cara e´ muerto.

La vida en la prisión fue dura y cruel. No se podía mirar a una mujer de otro porque lo asesinaban. Se debía respetar las horas de visita que eran “sagradas”. No se podría quitar la camisa, “era para problemas”. Debía cumplir con una rutina en el penal, si se salía de la rutina se exponía a un castigo, o peor la muerte. La rivalidad y balaceras entre pandillas eran constantes. Vio de todo, asesinatos a violadores, a ladrones, secuestros, torturas, tráfico de drogas; mejor dicho un infierno terrenal.

Como consecuencias de sus actos y por venganzas mataron a su hermano Alfonso. Este evento lo motivó en su camino a la resocialización. En vez de pagar con la misma moneda, Cara e´ muerto se dedicó a plasmar su cotidianidad en un bloc de ilustraciones. Los demás reos lo reconocieron por su oficio. Al cumplir la pena, salió de la cárcel, vendió su pistola y, con la ayuda de su mamá, se compró un computador para mejorar su trabajo. “Cuando me la trajeron no sabía ni dónde se prendía. Una prima me fue enseñando poco a poco”, señaló en una entrevista el ex líder carcelario.

Permaneció tres meses encerrado en la casa de su madre trabajando. Debía lavar carros para sostenerse, no obstante prefirió seguir su profesión artística y empírica. Los tutoriales de Youtube lo enriquecieron. Lo contrataron para varios canales locales: Aguila TV, VTV y pasó por el Ministerio de Comunicación e Información del Gobierno. Comenzó a ver películas de acción gringas: las escenas, los efectos, los planos, las historias, fueron sus principales asuntos en aprender.

Tiempo después lanzó Cárcel o infierno, una serie web animada basada en su vida en los centros penitenciarios. La trama de la historia cuenta las penurias de un taxista que chocó y mató a un niño y debió pagar cárcel.

Cámaras, luces, firmas y reuniones. Entrevista iba y venía. De a poco, Luidig Ochoa se integraba a la farándula local. Miles de visitas en Youtube lo catapultaron en el lider de la animación de Venezuela. Tanto así que, de las cárceles lo llamaban para que los agregara en la serie y creara sus personajes. La fama lo llevó a ir los despachos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (el FBI venezolano). Lo interrogaron y le pidieron que “suavizara” sus producciones audiovisuales. Del mismo modo, recibió varias amenazas de muerte por retratar lo que pasaba en las cárceles.

En una ocasión reporteros extranjeros le preguntaron donde era su oficina y el respondió, “en mi casa, en la mesa. Yo solo”. Cara e´ muerto componía las voces, la animación, la edición, el sonido; sus amigos le colaboraban en los retoques de voz o sugerencias artísticas.

Las alianzas con otros productores interesados en su trabajo lograron pasar a la vida real Cárcel o Infierno y rodar otra serie web, Somos ladrones. Se le caracteriza por usar locaciones populares y de difícil acceso, en prisiones; en la mayoría portan armas de fuego o de salva. Los actores no tienen formación, son amigos de barriadas o ex convictos.

Algunos periodistas venezolanos lo critican. Argumentan la poca creatividad de las historias, los reiterados errores de edición y sonido, y ser promotor de la violencia. Luidig les respondió: “los mensajes no se pueden dar disfrazados, hay que mostrarlos tal cual como son. Yo no voy a mostrar cosas bonitas. La idea es mostrar el sufrimiento, tal cual como pasa”.

La polemica serie Cárcel o infierno termina en una balacera. Cara e´ muerto es acribillado. Luidig fue asesinado el 8 de agosto del 2014 en medio de un atraco por no dejarse robar una moto Kawasaki. Extraoficialmente se cree que las venganzas le jugaron una mala pasada. Del mismo modo, varios de los actores de sus controvertidas producciones los mataron. En un intercambio de disparos con la policía El Causa murió, era prófugo de la justicia. Otros siguen vivos, pero en los centros penitenciarios.

Luidig, al igual que Jackson Gutiérrez (creador de Azotes de Barrio) y una maraña de cineastas que practican el cine guerrilla en Venezuela, son la reciente ola contemporánea de jóvenes nacidos en barrios periféricos que, por medio del cine, intentan dar a conocer la difícil situación que vive el país.
@JuanCachastan

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