Hace años vi la entrevista de Vicky Dávila a Hugo Chávez y hace unos días la repetí para rememorar algunas afirmaciones de Chávez que ahora tienen mucho sentido y de paso evidenciar de nuevo lo mal que quedó Dávila como periodista”. En la entrevista, Dávila discutió con Chávez sobre el convenio de Colombia con EE. UU. Chávez afirmó que se trataba de un convenio nuevo, mientras la periodista decía que no. Ante ello, Chávez le dijo: “Ya que tú quieras decir que soy un árbol, está bien, dilo pues” (minuto 25:35). El fallecido mandatario venezolano no solo la hizo quedar en ridículo con ese comentario, sino con una respuesta que le dio posteriormente: tras afirmar que no se trataba de bases militares de EE. UU. en Colombia sino de bases colombianas con presencia militar de EE. UU., Chávez le dijo sonriendo: “Es un chiste lo que tú estás contando. Yo me río de eso” (minuto 25:52).
Desde esa época me di cuenta de que Vicky Dávila no investigaba de manera correcta. Además después de ver y escuchar muchas más entrevistas que siguieron (en RCN y en la FM), decidí dejar a un lado el trabajo de la periodista. Aunque habrá algunos que difieran de mi opinión y no hayan entendido de qué se trata el verdadero periodismo, seguiré pensando lo mismo: a Dávila le hace falta mucho profesionalismo.
Como ya lo he mencionado en escritos anteriores, Vicky Dávila también ha demostrado poca objetividad y relevancia con muchas de sus entrevistas. Y vuelvo a traer a colación la entrevista hecha a Uribe hace dos meses; a Catalina Serrano, la esposa de exministro Arias; a Hollman Morris y a la exesposa de Morris. Además de otras entrevistas hechas a personas sin mucha relevancia, por temas sin mucha relevancia y que serían adecuadas para programas como Caso Cerrado o esos “programillas” que solo generan atención de los desocupados.
No obstante, la entrevista hecha al actor de porno Nacho Vidal dejó atónitos a todos por el regaño respecto de las preguntas comunes y poco preparadas por parte de los periodistas en La W. No solo eso, nuestra figura, Egan Bernal dejó muy mal parada a Dávila por su poco conocimiento sobre la geografía colombiana y por esas equivocaciones Dávila ya es objeto de burlas por parte del humorista Juanpis González, quien menciona los errores de Vicky como “vickysadas".
Siendo, así las cosas, podrá Vicky como columnista de Semana contar hechos personales pasados como la columna titulada A mí también me pasó y que como mujer me sensibilizó hasta el punto tal que me olvidé del periodismo amarillista que suele hacer Dávila en ocasiones. Podrá también escribirle cartas a Duque (que tienen mucha razón), pero no cambiará mi percepción, pues son más las malas entrevistas y columnas que las buenas.
Debo recalcar que hay pocas entrevistas y columnas que me han gustado. Y frente a las últimas, considero que a Vicky le falta mucho para tener la categoría de periodista de una revista con la reputación de Semana. Pero en definitiva la gota que rebosó la copa fue su última columna sobre Álvaro Uribe, titulada Uribe dio la cara, en la cual demuestra un arrodillado periodismo con su agradecimiento al expresidente por cumplir con un deber legal y en la que se gastó medio texto nombrando a su enemigo favorito: Santos y su relación con Obrecht, además de nombrar a otros expresidentes como por disimular “su fiebre” con Santos. Como si una cosa tuviera que ver con la otra. Además, puso a Uribe en un altar y lo endiosó por no salir huyendo del país. También insultó a todos: los que están a favor y en contra de Uribe diciéndoles: “todos son iguales de ridículos”. Me pregunto ahora quién está quedando en ridículo con dicha columna. Al parecer los papeles cambiaron.
Lo anterior es nada para todo lo que ha demostrado Dávila insultando a su profesión, a sus colegas y a quienes la instruyeron, como así lo afirmó el profesor y exeditor de El Tiempo, de El Colombiano y El Heraldo, Sergio Ocampo, quien dijo: “algo debí hacer mal como profesor porque hoy siento una profunda vergüenza de Vicky Dávila…”. Ante ese tuit de Ocampo, Vicky respondió que el profesor era un misógino. De igual manera, en este mismo medio se publicó una réplica (nada agradable) sobre Ocampo cuando fue jefe en el Colombiano.
Sin embargo, la culpa no puede ser de los profesores ni de la universidad. La culpa es tan solo del profesional. En este caso, del periodista por su falta de sentido común, de coraje, de objetividad, de neutralidad, de carácter y de entender o querer comprender la realidad política de los Estados y, por ende, de los que causan bien o mal a estos. En ese sentido, le doy la razón a Ocampo. Y bien es cierto que hay libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones según la Constitución Nacional, como así también lo dijo Dávila, defendiéndose por los comentarios a su columna. Pero ello no significa olvidarse de las cualidades mínimas que se debe tener como profesional de la comunicación y de la información.
Por último, uno de los casos que demuestra el poco profesionalismo de Vicky Dávila es la investigación relacionada con la comunidad del anillo en la que después del destape de la aparente red de prostitución investigada por varios medios, incluyendo a RCN, y por la Procuraduría, el mes pasado, según un artículo del El Tiempo, el general Rodolfo Palomino demandó a la Procuraduría General de la Nación y a RCN, y está pidiendo una indemnización de más de 9.111 millones de pesos.
Y aunque en este último no hay aún un fallo o una conciliación, esos pocos casos demuestran que Vicky Dávila no hace buen periodismo y que como columnista deja mucho qué pensar.