En Colombia, Víctor Hugo Fajardo Castillo, quien es el dueño de la empresa Imdicol, es el principal proveedor de gas lacrimógeno para las Fuerzas Militares y especialmente a la Policía Nacional que ha hecho de éste, la principal herramienta para disuadir a los manifestantes en las marchas. El Paro Nacional, convocado por Fecode hoy, podría terminar en disturbios donde nuevamente se utilicen.
Los gases que Castillo lleva décadas suministrando han puesto a llorar a miles de manifestantes igual que a transeúntes o personas que tienen viviendas o comercios en lugares aledaños a los puntos donde se concentran las protestas.
Luego de años como proveedor de gas lacrimógeno para las Fuerzas Armadas colombianas, fue la propia Policía Nacional, la que le pidió a Fajardo Castillo que fuera el intermediario en la compra de los polémicos dispositivos Venom.
Cada uno habría costado alrededor de 403 millones de pesos y se pidieron cinco en total, pero su costo real sería de 25.000 dólares, que para el momento de la compra, equivaldrían a unos 90 millones de pesos colombianos.
En Colombia, la representación de Combined Systems S.A.S., la empresa que produce los Venom está a cargo de Imdicol, la compañía que desde hace 40 años día a día multiplica los ingresos de Víctor Hugo Fajardo Castillo.
La gran estrategia de Fajardo Castillo y de sus hijos ha sido la creación varias empresas, algunas manejadas por sus hijos, que se presentan a las licitaciones públicas para que parezca que no tienen relación con él. Entre ellas también se destacan Inversiones Ufasa, Inversiones HUFA S.A.S., Comercializadora Vicsa S.A.S., Aviacol USA CORP y ABASS SA.
Paro Nacional: Se ordena suspender uso de “Venom” durante las protestas en Popayánhttps://t.co/z7Oai7anrF
— El Espectador (@elespectador) June 4, 2021
Los dispositivos Venom desde donde se lanzan pueden volverse letales
El gas lacrimógeno puede utilizarse como arma de guerra o herramienta de control de disturbios y lanzarse manualmente o desde el Venom. Un dispositivo clasificado como no letal, que se puede movilizar sobre tanquetas como las que ha utilizado el antiguo Esmad, que ahora se llama Undmo (Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden).
Que el Venom esté considerado como un artefacto no letal, no significa que disparado a poca distancia no pueda ser mortal. Así se evidenció cuando el gobierno de Iván Duque permitió su uso durante el Paro Nacional.
A fines del año pasado, la Procuraduría abrió una investigación contra los policías payaneses Wilmer Sandoval Montaño, Julián David Sierra, Nilson Javier Valverde y Oscar Eduardo Robayo, por haber utilizado el dispositivo Venom y haber incurrido en un uso desmedido de la fuerza durante las manifestaciones de 2021, época en la que pertenecían a la división Esmad de la Policía Nacional.
Una pequeña historia, mas alla de Colombia
Aunque la primera y menos potente versión del gas lacrimógeno se utilizó por primera vez poco antes de la Primera Guerra Mundial, el vapor de este tipo más utilizado en la actualidad tiene un componente llamado CS, desarrollado en 1928 en el Middlebury College por dos estudiantes estadounidenses.
Aunque los gases lacrimógenos no son considerados armas químicas, también es cierto que aún no tienen una debida regulación. Tampoco existen estándares nacionales o internacionales que determinen cuál debería ser su composición y las empresas que los facturan no son transparentes explicando cómo los fabrican.
El componente CS que contienen suele estar formado por bromuro de bencilo o clorobenzilideno malononitrilo, que son las sustancias que provocan la irritación de las personas que lo inhalan.
Amnistía Internacional ha puesto en duda el hecho de que se clasifique al gas lacrimógeno como no letal porque este tipo de vapores se utilizan para que la Policía o el Ejército no tengan que recurrir a mecanismos más violentos de control, por lo general suelen utilizarlos en cantidades excesivas y a distancias muy cortas.
De todas formas, el rango de alcance que tienen estos gases va desde los 60 metros cuadrados. Una vez inhalado, el gas lacrimógeno tarda menos de 30 segundos en hacer efecto y provoca irritación en los ojos, la piel, la boca, la nariz y las vías respiratorias. En espacios cerrados, como las prisiones, los efectos pueden ser mucho mayores.
Durante el siglo XX, en Estados Unidos se comenzó a utilizar un gas compuesto de un agente seis veces más poderoso llamado el CR. Desde la década del 50 está prohibido en el país.
Otro estudio se hizo luego de las manifestaciones de Portland (Estados Unidos) en 2020, que determinó que cerca de la zona donde se usó gas lacrimógeno, las fuentes pluviales presentaron aumentos de cianuro, cromo y zinc. En muchas ciudades del mundo, como Bogotá, este tipo de fuentes desemboca en ríos aledaños.
Sin importar lo que pase en el mundo, en Colombia sigue siendo el recurso utilizado en capitales y municipios con el propósito de disolver marchas y protestas pero con frecuencia las autoridades se desbordan en su uso con consecuencias nefastas. Entre tanto los Fajardo Castillo siguen facturando.
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