Si bien el vallenato ex director de Planeacion Luis Albeto Rodríguez ya ha hecho pública su aspiración en la Contraloría, que Carlos Felipe Córdoba ve con muy buenos ojos, estos dos funcionarios, con bajo perfil público, serían cartas bajo la manga para buscar darle continuidad a su gestión en esta poderosa institución que entrega; mucho más grande en personal, y robusta con mucho músculo gracias a la herramienta que logró que el congreso aprobara: el control previo. Si bien contralores y procuradores siempre han buscado intervenir en sus sucesores, esta vez a Cordoba le sobran razones para intentar apuntalar la sucesión.
Maria Fernanda Rangel, como el contralor es de origen liberal y fue la mano derecha de Juan Fernando Cristo, como secretaria general, en el Ministerio del interior en el gobierno Santos. Concluido el gobierno, pasó a la Contraloría donde se ha ganado la confianza de Córdoba quien le dio una responsabilidad clave: la direccion de informacion, análisis y reacción inmediata, clave para la proyección mediática de la entidad.
Pero en realidad es Luis Carlos Pineda, el contralor delegado para la participación ciudadana, el llamado a sucederlo. Es un viejo conocido del Contralor Cordoba con quien trabajó de cerca cuando la contralora Sandra Morelli era la jefe de ambos. No habia pasado un año cuando ya estaba de nuevo con el pupitre al lado de Carlos Felipe Cordoba, una vez éste consiguió se elegido Auditor general de la nación entre 2015 al 2017. Lo conoce pues como la palma de la mano, con lo cual la confianza está asegurada.
Tanto Pineda como Maria Fernanda Rangel tienen, igual que el contralor, cintura política y no son ajenos a la clase política con la que han tenido contacto en el Congreso, donde se definirá la suerte el año entrante de uno de los cargos más apetecidos del país; claro, que con Congreso nuevo y no el mismo que votó la mega reforma que sacó adelante Córdoba.