El conflicto colombiano y la guerra entre Israel y Palestina son dos realidades marcadas por la violencia, el sufrimiento humano, el desprecio, el negacionismo y la búsqueda frustrada de la paz. A pesar de sus diferencias contextuales, culturales y de sus miserias, pienso que las dos pugnas mencionadas sí comparten algunas similitudes, como veremos en esta columna.
Iniciemos con el negacionismo que según se advierte, se aplica indiscriminadamente a la mayoría de las víctimas palestinas, como también se aplica a la mayoría de las víctimas de crímenes de Estado en Colombia. Sí es Palestina quien sufre un ataque por parte de Israel, esas vidas árabes que se apagan a causa de la violencia, pareciera que no tuviesen el mismo valor que las vidas judías exterminadas a manos del terror del grupo extremista palestino Hamás, toda vez que el repudio global es mayor por el dolor o las pérdidas de este que de aquel.
Ese negacionismo lo hemos sufrido de igual forma en Colombia como mencioné, pues recordemos a las valientes madres de Soacha que fueron invisibilizadas cuando en alocución pública, el entonces presidente de la República Álvaro Uribe, cegado o engañado, señaló que “(…) los jóvenes desaparecidos de Soacha fueron dados de baja en combate, no fueron a recoger café, iban con propósitos delincuenciales (…).
Sigamos brevemente con la historia y origen de los conflictos.
El conflicto colombiano se remonta a la década de 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán cuando germinaba en el hemisferio el discurso norteamericano sobre el nuevo orden mundial que buscaba prevenir y erradicar la expansión del comunismo. Así, bajo la influencia de la guerra fría, se terminaron conformando en Colombia las primeras guerrillas por las desigualdades sociales y políticas del país que, a lo largo de los años, ha evolucionado y se ha convertido en una lucha fratricida, compleja y prolongada entre diferentes grupos armados, el estado y el narcotráfico.
Cómo observamos, nuestro conflicto nace por una clara guerra ideológica y propagandística entre el capitalismo y el comunismo, que desde otras latitudes influenciaban la prensa, el cine, los deportes, la literatura, los comics, la música y hasta nuestra idiosincrasia.
Por otro lado, la guerra entre Israel y Palestina tiene sus raíces en el conflicto territorial y religioso que surgió tras la creación del Estado de Israel, en 1948, coincidencialmente el año de la muerte de Gaitán; que, desde entonces, fundió las bases de una irreconciliable confrontación ideología sobre el derecho histórico y religioso por los territorios disputados.
Actores e intereses involucrados
En el conflicto colombiano, por un lado, están las guerrillas como actor principal y que han contado con apoyos de países como Rusia, dictaduras como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Sin embargo, existen otros actores como los paramilitares, que parecieron un grupo extremista de ultraderecha, que, a su vez, se financiaban de grupos de narcotraficantes. Obviamente el otro actor principal ha sido el gobierno colombiano que, casi siempre, ha contado con el apoyo de Estados Unidos que, bajo la egida de la lucha antidrogas, finalmente ha desplegado su hegemonía en el hemisferio propendiendo por evitar la expansión del comunismo.
Así mismo, en la guerra entre Israel y Palestina, vemos cómo Israel tiene la protección de países como Estados Unidos que coincidentemente, también brinda apoyo a Colombia para combatir la guerrilla, mientras que, Palestina cuenta con el apoyo de países como Rusia y dictaduras como Venezuela, Cuba y Nicaragua, así es…, los mismos que apoyan las guerrillas colombianas.
En la guerra entre Israel y Palestina, vemos que Israel tiene la protección de países como Estados Unidos que coincidentemente, también brinda apoyo a Colombia para combatir la guerrilla
En ambos casos, la población civil ha sido la más afectada por el conflicto y ha sufrido graves consecuencias. En Colombia, millones de personas han sido desplazadas de sus hogares, han sufrido violaciones de derechos humanos y han sido víctimas de la violencia. De manera similar, en la guerra entre Israel y Palestina, miles de personas han perdido la vida y muchas comunidades han sido desplazadas debido a los combates y la ocupación de territorios.
Tanto Colombia como Israel-Palestina han buscado soluciones a través del diálogo y los procesos de paz. En Colombia, se han llevado a cabo varias negociaciones con distintas guerrillas, culminando en el acuerdo de paz con las FARC-EP en 2016. Sin embargo, la implementación del acuerdo ha sido desafiante y persisten grupos disidentes. En el conflicto entre Israel y Palestina, ha habido múltiples intentos de mediación y acuerdos de paz, como los Acuerdos de Oslo en 1993. Sin embargo, la falta de confianza y los desafíos políticos han obstaculizado su plena implementación.
El conflicto colombiano y la guerra entre Israel y Palestina tienen características y orígenes diferentes, pero entre otras cosas comparten la devastación que han causado en la vida de la población civil y en los recursos naturales. Ambas luchas necesitan de soluciones negociadas y un compromiso duradero para lograr una paz sostenible o “paz perpetua”. A medida que el mundo continúa observando y aprendiendo de estos conflictos, es crucial mantener la esperanza de que la paz y la reconciliación sean posibles, incluso en los contextos más desafiantes.
@HombreJurista
