Siempre he dicho que la idea y la práctica del ubuntu
es uno de los mejores regalos que África le ha hecho al mundo
(Desmond Tutu)
Un buen argumento para comenzar este artículo es precisar que la palabra Ubuntu hace referencia a que el ser humano en solitario no tiene sentido, y en consecuencia nos invita a ver al otro como ese complemento para desarrollar la vida personal y construir con base en la relación con los demás.
Sin embargo, se ha basado el pensamiento del hombre en los pensamientos de Sócrates, Platón Aristóteles, Hegel, Kant, Marx, Rousseau, Hannah Arendt, Deleuze y otros tantos que han hecho referencia a la importancia que tiene el individuo de acercarse a los demás en especial por aquello de desarrollar esa capacidad de comunicación e intelección de ideologías, pues está demostrado que uno no puede vivir sin el otro.
Para conocer el término Ubuntu hay que decir que este es de origen africano, y que fue dado a conocer a raíz de la experiencia de un antropólogo francés, ya que este le propuso a un grupo de niños que la recompensa para el que llegara primero a un sitio determinado era una canasta con manzanas, y al comenzar la competencia todos los infantes se cogieron de la mano y llegaron juntos, al preguntarle a estos por la razón de su comportamiento respondieron: Ubuntu (soy lo que soy, por lo que somos todos), de ahí que “Nos enfrentamos al reto de aprender a convivir con la incertidumbre” (E Infante), de no comprender el por qué algunos seres humanos no hacen parte de ese conglomerado que si quiere trabajar en conjunto.
De ahí que se considere al arzobispo Desmond Tutu Nobel de paz de 1986 como desarrollador de esta filosofía, con base en tres principios fundamentales: “buscar lo que nos conecta con los demás, saber ponernos en el lugar del otro y adoptar siempre la perspectiva más amplia”, lo que nos lleva a cambiar de paradigma, en especial en este momento actual de la sociedad y sus relaciones sociales entre países, gobiernos y políticos.
Cómo pensar en el esfuerzo que se hace para sobrellevar esta situación (pandemia y postpandemia) inesperada y hasta paralizante, un enemigo silencioso que transmuta a diario o sino mírese las variantes del covid 19, cada día una nueva, desconocida, un nuevo reto para enfrentarla, pánico diario, pensamientos negativos y un incesante cambio en el componente individual desde el ser y el hacer, por lo que se hace necesario liderar desde ese Ubuntu interior, sin egoísmo y sin discriminación hacia ese progreso grupal, en donde convenzamos las inseguridades y cómo superar las mismas, aprovechando el talento ajeno desperdiciado por demás, interiorizando “la Ley de la reciprocidad” a la que alude Mungi Ngomane, nieta del arzobispo Desmond Tutu (Ubuntu, Lecciones de sabiduría africana para vivir mejor), allí es en donde desde el liderazgo podremos disfrutar de las manzanas y maximizar el bienestar de la población.
Dice un proverbio africano que el conocimiento es “como un baobab, los brazos de un solo hombre no bastan para abarcarlo” (L. H. Machado), por lo que la única sugerencia a corto y largo plazo es conocer por un lado la definición del covid 19, sus implicaciones sociales y económicas y demás consecuencias, para comprender que para atacar al virus se hizo necesario el concurso de un grupo de investigadores, médicos, psicólogos, farmacéuticos, jardineros, asistentes sociales quienes lidiando aquí y allá, sin los cuales no se hubiera podido detener su avance.
Es posible entonces, construir otra humanidad en donde la empatía, la solidaridad, la justicia definan la sociedad, hacía dónde vamos y lo que buscamos, se compaginen de manera tal que el vivir en este universo deje de ser una utopía con su distopía, caminando hacia una eutopia que sería lo único que nos podía salvar, “Yo lo llamo un humanismo de reciprocidad. La idea de que uno construye su humanidad en reciprocidad con el otro. Es el significado de una palabra de las lenguas bantúes del sur de África” (entrevista Souleymane Bachir Diagne).
esta filosofía, con base en tres principios fundamentales: “buscar lo que nos conecta con los demás, saber ponernos en el lugar del otro y adoptar siempre la perspectiva más amplia
Dice un proverbio africano que el conocimiento es “como un baobab, los brazos de un solo hombre no bastan para abarcarlo”