El pasado lunes en sesión del Concejo de Santa Marta el cabildante Juan Carlos Palacio arremetió contra la ministra de Comercio, Industria y Turismo Cecilia Álvarez Correa y de Educación, Gina Parody al considerar que ambas funcionarias vinieron a la ciudad de romance, de “luna de miel”, que su visita fue improductiva para los intereses de los samarios, no sabe el Concejal que las dos ministras se reunieron con el alcalde Caicedo, que vienen con agenda programada y que lo que pase después de su rutina de trabajo es cuestión de su vida privada que aunque ellas hicieron pública su relación homosexual no tiene el argumento suficiente para poner en tela de juicio el comportamiento de dos funcionarias que han demostrado interés en los temas de la región. Tal vez no es de los afectos del concejal conservador por la tendencia sexual de las ministras o porque ellas dos destaparon las ollas podridas de nuestra clase dirigente. Una, Cecilia Álvarez con el sonado caso de la Vía de la Prosperidad donde la Procuraduría General de la Nación sancionó por 10 meses al gobernador del Magdalena, Luis Miguel Cotes, por las irregularidades en la licitación que adjudicó sin contar con los recursos jurídicos necesarios para soportar el proceso de selección del licitante, colocando al departamento en una situación de riesgo, al asumir la carga del valor total del contrato. Dos, Gina Parody siendo Directora del Sena destapó las irregularidades que se venían cometiendo en el Sena agropecuario y donde esta entidad estaba a merced de los caprichos de los políticos.
Es una clara muestra de que si no es homofóbico el concejal si está tomando revancha hacia dos funcionarias que han dejado mal parado a los políticos del Magdalena y, para eso no se necesita tener dos pantalones. Pero como que al concejal aliado de la administración se le olvidó preguntarle al alcalde Caicedo los temas que trataron con las ministras porque al salir diciendo que: “Triste la visita de la exministra de Transporte hoy Ministra de Comercio (Cecilia Álvarez-Correa) que le venga a decir mentiras a la ciudad de Santa Marta; donde por culpa de ella no tenemos hoy un aeropuerto desarrollado; por culpa de ella no se pudo iniciar la Vía de la Prosperidad y llega a Santa Marta a culpar a unas entidades porque no han hecho parte de la composición de un plan para recuperar el Camellón de El Rodadero…que vergüenza”. Mientras eso decía Palacio, esto publicaba el alcalde Caicedo “Los proyectos demandan, no solamente el esfuerzo del Gobierno local sino del Nacional y su inversión está calculada en 3.5 billones de pesos. Recordó que obras como la recuperación del mercado y otros pequeños proyectos, como el Malecón de El Rodadero y el Teatro Santa Marta se demoran mucho, por la necesidad de permisos, diseños en fin, pero lo importante es que hay voluntad del Gobierno Nacional en apoyarlos. Pero el proyecto más relevante al que le apostamos en lo social, es el de educación, mejorar toda la infraestructura educativa a través de colegios y la Universidad Politécnica Distrital, como los lineamientos de la Jornada Única”, aseguró el Alcalde.
Qué vergüenza el despiste del concejal, a lo mejor hasta desconocen cuáles son sus funciones, como es la de velar porque se ejecuten unos planes de turismo que la ciudad nunca ha tenido, que se escuche a los vendedores y habitantes del Rodadero y que llamen a la administración a velar y poner en marchas políticas de recuperación que valgan la pena en materia de turismo y no con pañitos de agua tibia como siempre se hace. No aguantaron el regaño, si es que lo hubo, de alguien que sí trabaja con la exigencia y con el objetivo que se les olvida a los funcionarios en la administración pública, como es la muestra de resultados. ¿Dónde están los debates hacia las secretarias de cultura, dónde están las propuestas que aunque un Concejo no ejecuta si puede ser propositivo e impulsar estrategias que ayuden a la convivencia social de una ciudad bajo los parámetros enmarcados en la ley? ¡Pero hasta eso quieren que se los gestionen desde Bogotá!
Pero el Concejo de Santa Marta está acostumbrado a que cuando no tienen argumento los cabildantes utilizan el ataque personal a funcionarios como si eso fuera muestra de pundonor o elocuencia febril para arrancar aplausos entre los asistentes, quedando como el más bajo circo cantinflescos, donde lo que dicen lo enredan y confunden para sus propios intereses. Muestra de ello es el por qué el concejal Palacio no le hace ese reclamo a uno de los principales protagonistas del anterior gobierno del presidente Santos y que era jefe de la cartera de Comercio, Industria y Turismo como fue Sergio Díaz Granados y que hasta hace precisamente un año era el titular y responsable con el alcalde Caicedo de cambiarle la cara al Rodadero, Dónde estaba la euforia de los cabildante, ¿por qué a Díaz Granados no le reclamaban?
El asunto del Rodadero es más preocupante aún si se tiene en cuenta y apuesto a que lo desconocen los concejales que el Parque Acuático termina su concesión ya que la Dimar por resolución 310 de mayo 18 de 1994, siendo alcalde Edgardo Vives Campo, sin facultades, concedió a la sociedad Parque Acuático El Rodadero Ltda., el derecho de construir sobre una zona de playa y no de terreno consolidado, que es donde se otorgan las concesiones para construcciones permanentes o semipermanentes por 20 años y en un acta de compromiso de fecha 8 de noviembre de 1995, entre el representante del proyecto el Peñón del Rodadero y el de la sociedad Parque Acuático del Rodadero (folios 25, 27 y 132 ibídem), según la cual las dos empresas se obligan a garantizar la libre circulación de las personas, y a recuperar el montículo de arena que históricamente se ha denominado “El Rodadero”.
Termina el Parque Acuático su concesión y de arreglos nada, una exigencia que nadie hace y que los 12.834 metros cuadrados que hoy utilizan y explotan mañana será el mayor foso de descuido que le dará la bienvenida a los turistas y después estos concejales reclaman lo que por mucho tiempo los ha mantenido, la desidia.
Tal vez lo del concejal Palacio sea homofobia, rasquiñita, celos por no haber sido invitado a la reunión, o un “se me chispoteó” , sólo él sabrá. . ., lo único es que quedan como las viejas de barrios que se levantan temprano a barrer las puertas y están pendiente del vecino y al no tener nada qué contar dicen lo primero que se le viene a la cabeza, cuando la lengua domina la razón, dejan hasta el más pobre sin calzón. . .,