Recientemente leí un artículo publicado en este medio digital que se titulaba ¡Los cristianos le decimos no más al concejal de la familia. Entre estupefacto y pensativo, me preguntaba: ¿cómo pretendemos ser testimonio de comunidad cristiana, cuando a la hora de ser sal y luz en espacios como la política caemos en la tentación de usar las estrategias del mundo para hacerles zancadilla a otros?
El propio pastor Marco Fidel Ramírez, quien aspiró primero a la Cámara de Representantes y ha sido elegido dos veces concejal de Bogotá, reconoce en su libro Los que trastornan el mundo (2018) que “la política como tal jamás nos unirá, siempre nos dividirá”. Por eso enfatiza que “lo que nos convoca no es la política per se, sino el para qué nos es útil: para hacer viables las causas del Señor”.
Y esto, paradójicamente, es lo que termina poniendo en duda el artículo al que respondo. ¿Acaso no son causas del Señor censurar a una banda como Marduk, con demostrados contenidos blasfemos, o alertar a los electores, en especial a los jóvenes, ante líderes anticristianos como Gustavo Petro?, ¿no es esto meritorio de un cristiano en el escenario público?
Otra cosa es que los medios masivos polemicen y en cambio no hagan eco de iniciativas como los acuerdos de responsabilidad social en Bogotá o Héroes Anónimos, de autoría del concejal, y mucho menos de sus posiciones como cabildante en diversos temas de ciudad que afectan el bolsillo del ciudadano de a pie, así como su derecho a la propiedad privada y a un ambiente sano… porque defender la vida, la familia y los valores coherentemente tiene su precio: la estigmatización.
Además, que el estilo del concejal de la familia incomode a algunos no es razón para pedir a las directivas de Colombia Justa Libres —partido por el cual oramos y bendecimos— que descarte a quien ha abanderado valientemente “las causas del Señor” o para cuestionar su honestidad, disciplina y rectitud, virtudes que no puede medir, por ejemplo, el monitoreo de Concejo Cómo Vamos. En últimas, quienes tienen la autoridad para esperar resultados de la gestión de su representante son sus electores. Por eso digo: ¡el concejal de la familia sí nos representa a los cristianos!
